Desapareció

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Me enferma saber que la dañe, la herí y decepcione, siempre quise ser lo que ella esperaba de mi, un hombre que fuese capaz de protegerla, amarla y cuidarla, un hombre que daría la vida por verla sonreír quien se dedicase a hacerla reír hasta que la barriga le doliese, pero por el contrario estoy aquí lamentándome con una botella en la mano de alcohol, pensando en lo miserable que me siento y sentiré por el resto de mi vida, me enamoré de ella sabiendo que no sería fácil que esto no estaba bien ¡es la hermana de mi mejor amigo! Y sin embargo eso no ejerció tanto peso sobre mis hombros, peso que al verla sonreír se disipaba, es estúpido que se crea que los hombres no podemos sufrir, sentir o pensar igual acerca del amor, porque cuando de ello se trata podemos ser los seres más débiles y ese es un gran punto de quiebre.

La amo, la amo tanto que duele imaginarla con alguien más, que duele no tenerla cerca y el saber que la he perdido me consume poco a poco, tengo sus palabras constantemente repitiéndose dentro de mi cabeza.

 "me encargare de meterme con cuanto hombre pueda" 

Nada que me hubieran dicho durante toda mi vida había dolido más que eso, vi la firmeza tras esas palabras, vi el odio en sus ojos y de inmediato supe  que no bromeaba, ella en serio planea olvidarme con alguien más, ella en serio me hizo a un lado de su vida y nada me había matado tanto como eso, la perdí y ni siquiera sé como lidiar con ello más que alcoholizarme para llegar a olvidar incluso mi nombre, es enfermizo todo esto, amarla me está matando por dentro, pero debo entenderla, debo entender que ella merece a alguien mejor, alguien con quien pueda salir y no tenga miedo a toparse con alguna de las que han pasado por mi cama. 

-¡Maldita sea!- Susurro con una sonrisa que solo muestra lo estúpido que me he convertido- ¿Por que tenías que enamorarte de ella?- Me digo a mi mismo y seguido tomo un trago- 

No me imagino una vida donde esa sonrisa no sea mía, una vida donde sus ojos no brillen al verme, una vida donde ella no esté, no quiero vivir sin esa mujer, me niego, pero así tiene que ser, la falta de sus besos me ciega, la falta de su amor me está volviendo loco y no sé como reaccionar a eso, no se que hacer con el dolor y el nudo que se posa en mi garganta y me niego a siquiera soltar una lagrima, odio con todas mis fuerzas el nudo en la garganta, odio soportar las ganas de llorar y gritar de frustración, esto que siento dentro es la peor de las sensaciones, me quitan y arrancan cada uno de los recuerdos felices dejando lo peor, lo más vació, lo doloroso.

De la nada una risa se escapa de mis labios, una que no tiene felicidad, ni chiste, una vacía. 

-¡Si, si me acosté con muchas!-  Grito con fuerza y me levanto- ¡Me acosté con miles ódiame por eso!- Vuelvo a tomar de la botella- Me enamoré como un estúpido- Las palabras salen entre risas- 

Su cara la tarde en que le regale el oso viene a mi mente para destrozarme, esa sonrisa y emoción que sintió logro llegarme hasta a mi no logro sacarla de mis pensamientos y no logro ser mejor persona para ella, siento como mis ojos se cristalizan y como mis manos sudan no puedo aguantar demasiado y parpadeo un par de veces para alejar las lagrimas. 

-Me acosté con muchas, pero ninguna son tú- Susurro para mi- Ninguna de ellas besa como tú, ninguna de ellas me mira como tú, ninguna me enloquece como tú, por eso ninguna significo lo que tú- Tomo un trago y lo paso con fuerza, quema pero no está ni cerca de ser peor de como me siento- 

Quiero dejar de sentirme como me siento, quiero dejar de querer morirme, quiero dejar de sentirme miserable, me recuesto del auto y miro al cielo, el cual permanece sombrío amenazando con una tormenta, respiro profundo y escucho unos pasos aproximarse casi instantáneamente me volteó para encontrarme con Camil la cual lleva un vestido corto y luce asustada. 

Querida "Hermanita"Where stories live. Discover now