Patrona

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Escucho su teléfono vibrar, pero estaba demasiado perdido en sus pensamientos buscando en lo mas profundo de sus recuerdos, ese par de niños dentro de ese retrato le hacían recordar tantas cosas, se sentía como si fuese ayer que ambos jugaban carreras con carros control remoto, desde tan pequeños los autos habían sido la pasión de Will, la necesidad de sentir la velocidad y la adrenalina en su cuerpo le hacían bien de alguna manera, John era el único con quien compartía esa necesidad de ir a todo lo que da. 

El celular seguía vibrando, así que dejo el retrato de lado para verificar que no fuese Hailee, sacándolo de su bolsillo miró a la pantalla donde se leía "Veronica" se preguntó para que mierda estaría llamandole, en realidad él no quería saber nada de ella, no quería problemas con la mujer de la que esta enamorado por una mujer como ella, sin embargo estaba insistiendo tanto que no le quedo otra que cogerle la llamada sino después quien la soportaría.

Llamada telefonica

-¿Hola?- Dice Will sin demasiados animos-

-Hola cariño- La voz con un toque de ironía sonó tras la linea-

-¿Que se te ofrece Verónica?- 

-Solo quería recordarte que en una de nuestras salidas malograste bastante a un chico el cual te cito a un juzgado donde deberías estar- Hizo una pausa- Justo ahora- 

-¿Qué, era hoy?- Will maldijo por dentro, no recordaba nada de eso- 

-¿Lo olvidaste? pues como no si ahora resultas demasiado ocupado limpiando las lagrimas y cumpliendo los caprichos de tu nena consentida- Esto ultimo lo dijo entre risas, no quería discutir con ella, no tenías ánimos- 

-Gracias por recordármelo.- 

Will se levanto de golpe de la cama, saliendo en dirección al baño debía ir como un hombre decente no quería que lo tomaran por un vago, aunque por lo mal que dejo al chico la ultima vez asumir eso no sería problema para el juez.

Mientras se bañaba pensó en como ese día golpeo y casi mata a ese chico solo por haber dicho lo que dijo, mientras que John le había puesto una mano encima a Hailee y él no hizo nada, ni siquiera puede comprender como no fue capaz de matarlo a golpes en ese mismo instante, quizás sea algo de culpa John y él no se guardaban secretos y ahora es como si fuesen dos desconocidos si tan solo hubiese dicho a su amigo cuan enamorado estaba de su hermanita todo esto no hubiese pasado, pero en realidad temía por lo que su amor fuese a causar en ella, sufrir por tanto tiempo no es bueno lo sabe porque la escucho llorar todas las noches mientras vivió con ella en su casa, sus sollozos atormentaban su cabeza deseando saber por quien solía llorar, ironía que fuese él mismo quien causara todo aquello.

Se culpa por todo el sufrimiento de esa niña, se culpa por hacerla sufrir aun estando a su lado, trata de desvivirse por complacerla pero ese llanto de ella le retumba en los oídos ¿Cómo no pudo darse cuenta? ahora que lo piensa todas las cosas que pasaban eran obvias, en el fondo sabía que ella sentía algo hacia su persona, solo se negaba a mirar de cerca, cuando estuvieron en el río su manera de mirarlo, era como si estuviese viendo a un Dios le dejo tocarle siempre sin ningún tipo de miedo, le dejo abrazarle y si hubiese querido muy podía haber besado sus labios en cualquier momento puesto que ella siempre le permitiría todo, la noche que le confesó que estaba enamorada sus lagrimas le gritaban ¡eres tú! pero tapo sus oídos a esas palabras, tantas veces que sintió el deseo desenfrenado de robarle un beso, solo un roce con esos labios rojos que le llamaban a ser probados.

Su primer beso, él fue su primer beso, su primer amor, su primer hombre, se siente como si hubiese sido ayer que jugando a ese juego tan infantil (al que solo entro por ella) le hubiese robado la inocencia de sus labios, en el rostro mojado del chico se dibujo una sonrisa. Cuando la hizo subir al árbol, la llevo allí porque era el único sitió donde podía mirarla sonreír y tenerla solo para si mismo, así fuese tan solo unos minutos, jugando he imaginándose a su lado, nada pasaba por su mente más que una niña de mejillas coloradas a la cual decía solo sentir "aprecio" ese mismo día la miró desearle y rendirse ante él, cuando cayo sobre sus brazos sabía que no quería mirar no por miedo, o en efecto sí. Miedo a no aguantar el deseo de ser besada, un día tras otro pasaban mientras él solo se divertía con otras chicas, pero pensando en ella. 

Querida "Hermanita"Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu