Capítulo 11.

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Capítulo 11.

Irina sintió cómo April le daba la mano, ambas habían quedado encerradas en el armario de Ian y Christian y ahora estaba escuchando una conversación privada.

—Nos besamos —dijo Ian, casi en un susurro.

Christian abrió mucho los ojos.

—¿Cómo? ¿Vosotros estáis... juntos?

—¡Claro que no! —aclaró Ian rápidamente.

El muchacho rubio se sentó mejor en la cama. No estaba seguro de querer contárselo a Christian, pero su amigo siempre le había ayudado con esa clase de problemas y tampoco podía guardárselo durante más tiempo.

—Irina vio a Ivanna liándose con el tío que le gusta.

—¿Quién es?

Ian chasqueó la lengua.

—Un gilipollas. No viene a la academia...

Irina sentía su corazón latir rápidamente en el armario.

—No deberíamos estar escuchando esto —susurró Irina.

—Callate, ¡qué fuerte! —le contestó April, sin soltarle la mano.

—Irina estaba borracha —siguió hablando Ian—. Y me besó. Todo fue muy extraño, no sabía dónde me estaba metiendo y de pronto simplemente no quería parar. Joder, fue una locura, parecía que íbamos a acabar haciéndolo detrás de un arbusto... Y eso me hace sentir fatal.

—No me jodas, Ian...

—No, al final no pasó nada, pero te juro que perdí el control.

Christian se quedó en silencio. Pensando durante unos momentos. Ian apartó la mirada, algo incómodo.
Irina estaba completamente sonrojada dentro del armario, consciente de la mirada de April que la atravesaba.
No sabía qué había pensado Ian sobre el beso, pero en ningún momento había creído que a él pudiera haberle gustado hasta el punto de volverse loco.

—¿Y por qué estás tan apagado? Lo que pasó es algo bueno, Ian. Irina es simpática, guapa, divertida... ¿Qué problema hay? Se nota que te gusta.

—A ver, Christian, simplemente no puedo sentirme bien, no puede gustarme. Sólo me besó porque estaba borracha y enfadada con el otro. Yo no quiero a ninguna tía en mi vida, bastante tengo con Alexa.

—Tienes diecinueve años, no puedes mirar a otra parte cada vez que te guste una chica.

—No seas pesado. No voy a ignorar que tengo responsabilidades por esto y mucho menos voy a ser un polvo de venganza.

Irina estaba atónita, sentía de pronto una terrible presión en el pecho cada vez que seguía escuchando la conversación de los dos chicos. Una parte de su mente quería salir del armario y aclarar las cosas, dar su punto de vista, pero su parte racional le decía que sería mejor que se callara y se limitara a dejar el tiempo pasar. También su mente comenzó a darle vueltas a una nueva duda, ¿quién era Alexa?
 En esos momentos no podía odiar más a April por haberla metido en ese lío.

—No creo que Irina sea capaz de utilizarte así. ¿Por qué no puedes creer simplemente que le gustas y por eso te besó?

Ian esbozó una sonrisa casi amarga y finalmente suspiró, aún sentado en la cama.

—Métete en tus asuntos, Christian.

Christian dudó un momento, pero finalmente se mordió el labio y se levantó bruscamente de la cama en la que estaba su amigo.

Dance, sólo baila.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora