Capitulo 1 (Editado)

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Sentía el aire acariciar mi cuerpo, pero no sentía el oxígeno llegar al sistema. La velocidad en mis manos aumentaban, frotando el inicio de mi entrada con los dedos. Mis pechos erectos, siendo acariciados por manos libres. Sentí un frío viento en mi entrepierna, abrí los ojos sobresaltada. El rizado soplaba mi intimidad, su lengua hizo contacto con mis pliegues, intercambiamos miradas cómplices. Deje caer mi cabeza sobre el estante, sintiendo sus manos acariciar mis muslos con delicadeza. Su lengua jugaba con mi clitoris, entré jadeos, sentí espasmos a lo largo de mi espalda, haciéndome inclinarla. Fruncí el ceño, y abrí levemente mi boca para soltar un gemido al sentir la llegada del orgasmo, contraje mis paredes, los dedos del chico quedaron atrapados dentro de mi interior. Resople, relajando mis músculos. Sus dedos ya no se sintieron dentro, el rizado salió del cuvículo, recuperé mis fuerzas. Me coloque nuevamente mis prendas, y salí del mismo. La imagen de unos vaqueros abultados, era un poema en lo absoluto. El estaba caliente, y no podía hacer nada por el. Me acerqué cautelosamente, acaricié su abdomen.

- Siento no poder hacer nada por ti.

Por medio del espejo pude ver como asentía, lavando sus manos. Su cuerpo giró, sus fuertes brazos rodearon mi cintura. Sus labios presionaron los míos, sentí una electricidad por todo mi cuerpo.

- Toma.

Deslizó una tarjeta en mi bolsillo, beso mi mejilla y salió del tocador. Eso estuvo muy prometedor, observé la tarjeta, solo decía su dirección y número de teléfono.

(...)

En una guerra.

En eso me encontraba, en una guerra contra mi subconsciente.
Insegura en llamar al chico o no, ¿cómo le diría? - Hola, chico del sexo oral ¿te acuerdas de mi? -. No, es evidente que no podría decir aquello. Claro, podría decir un simple hola o quizás el conteste primero. Esto resultó más difícil de lo que predije, cansada por mi estupidez marque el número.

- ¿Quién habla?

- La chica del gimnasio.

- ¿Cual chica? -hablo divertido.

- No me estas poniendo esto fácil, ¿eh? La chica a la cual le soplaste la entrada.

Escuché una carcajada proveniente de la otra línea, hice una mueca sintiéndome realmente estupida.

- Sabía quien eras desde que escuche el movil. Estaba esperando tu llamada.

- ¿Entonces? ¿Porque me hiciste decírtelo? - pregunte molesta.

- Porque quise, y quizás también para picarte.

- ¿Te gusta picarme? -fruncí mis labios, divertida.

- Si, pero me gustaría que me dijeras como estas vestida.

- ¿Vestida? -reí- Cariño, si se tratase de prendas no puedo decirte.

- ¿Porque?

- Porque estoy desnuda -escuche como resoplaba. La candela se hacía cada vez más profunda, sintiéndome acalorada.

- ¿Enserio? Qué tal si jugamos un poco.

- ¿Qué pretendes? -musité en un hilo de voz.

- Tocarte. Pero me temo que no voy a poder, por eso quiero que te toques para mi. Quiero escucharte gemir.

Deslice una de mis manos, sintiendo el tacto frío en mi abdomen. Toque mi entrepierna, con movimientos suaves la acaricie. Sin querer se me salió un gemido, escuche una risita burlona en mi movil.

- Joder.. -chilló. Me quedé anonada, sus gemidos eran roncos y profundos. Incitándome a hacerlo más rápido, mis dedos se movían tan rapido, que parecían frenéticos. El movil se me resbalo de las manos, me valió. Acaricié mis pechos, gimiendo. Cerré los ojos al escuchar gemidos desde la otra línea, sentí contracciones. Al abrir los ojos me había corrido, aparté mis manos de allí. Camine al lavado y enjuagué mis manos. Cogi el movil del suelo para atender al emisor.

- ¿Uh? ¿Estas ahí? -escuche un gruñido.

- Si, Ehm.. tengo que colgar, la cocina se a vuelto un desastre.

- ¿Qué has hecho? -indagué con cierta curiosidad.

- Lo que tu has hecho, nena.

Reí. Acerté, el chico se hizo una paja.

- Adios.

Sin más colgó, deje el movil sobre la mesa y me encamine a mi habitación. Entré al tocador, y abrí el grifo. Escuche el timbre por todo el departamento, hice una mueca. Me enrollé en una toalla, pronto me encontraba frente a la puerta.

- Oh, siento molestarte, pero es que e hecho un desastre en mi departamento y quería saber si podr.. -el chico curvo su cabeza hacia mi, mis ojos se abrieron como platos. - Podrías prestar algo.

Relamí mis labios, observando al chico sin camiseta frente a mi. Se veía jodidamente sexy, la tinta en su piel se veía tan.. Daban deseos de lamer cada rastro de ellas.

- Te regalo lo que quieras luego, ven acá.. -hable rápido, tomándolo del cuello para besarlo. Sentí sus brazos rodearme, cerré la puerta. Sentía mi espalda contra la pared, el chico me acorraló. Nos dirigimos miradas llenas de arrogancia y deseo.

El Gimnasio EroticoWhere stories live. Discover now