Capitulo 32

1.7K 52 13
                                    

Sentado sobre el distinguido escritorio, pensando en aquella bailarina que me ha hipnotizado con sus deleites movimientos. Las cortinas se movieron con la suave brisa que entraba junto con unos pequeños rayos de sol. El amargo sabor a vodka paso quemando mi garganta, trase la curva de mis labios con mis dedos. Me encontraba en un completo trance, esa mujer es malditamente hermosa en todo el sentido de la palabra. Con solo recordar como habia quedado el frío ambiente aquella noche, sentí cosquillas alla abajo.

La puerta de la oficina se abrió lentamente, dejandome apreciar la figura de Leopold. Sus largas piernas llamaron mi atencion cuando se exhibieron frente a mi persona. Llegando a sus labios pintados de un rojo candente, y al terminar el recorrido caí en sus ojos. Tenia un brillo en ellos, me observaba con una especie de picardia, mientras se sentaba sobre el escritorio, subía las piernas y las dejaba caer a ambos lados de mi cuerpo. Mordi mis labios, llevando la copa hacía los mismos. Sintiendo nuevamente como el vodka quemaba mi garganta. Sin desviar la mirada de la suya, coloque la copa sobre el escritorio.

- ¿Algún trabajo pendiente? -pregunte tratando de ignorar su intenso coqueteo, me tenia mal.
La puerta se escucho picar, lleve una de mis manos hacia las candidas piernas de mi amiga. - ¿Quien es, y que se le ofrece?

- Scarlet.

Mi cuerpo tembló, una eletricidad ha hecho un recorrido por toda mi espalda. Trague en seco, sintiendo un nudo en mi gargata. Nadine fruncia el entrecejo.

- Bájate de ahí, Leopold. Si estas caliente llama a una de esas famosas empresas de bailarines. -Ella abrió la boca algo indignada. Me encamine hacia la puerta.

- ¿Porque tu repentino cambio de humor? -abrí la puerta quedando complemente en schok. Scarlet subió su mirada, mas no veía ningun asombro en ellos. Me empujó haciendome a un lado, Nadine subió ambas cejas. La chica de ojos celeste se sento frente al escritorio, moví los ojos con dramatismo.

- ¿Que sucede señor? Será que no piensa seguir la tradición de su jefe, o mas claro ¿No vas a follarme? Preferiría que Monroig estuviese en tu lugar, ademas de que lo hace muy bien, no anda con cara de pendejo. - Ese comentario me ha tocado los cojones. Azote la puerta. Diablos se me hincharon las pelotas nada mas de imaginarme que mi chica se ha acostado con el viejo ese. Sentía la adrenalina correr por mis venas, estaba cabreado. Más las ganas de besarla y decirle que siempre la ame no desaparecían. Pero el comentario me toco los cojones. Me acerqué con cautela hacia ella.

- ¿Que haces aquí? -el corto espacio que nos separaba, me hacia desearla mas.- ¿Te has acostado con el? -ella me miraba expetante, mas mantuvo el silencio. Lo que me hizo pensar que si se ha acostado con el viejo.- Maldita sea.- farfulle golpeando el escritorio, subí la mirada. Ella estaba tranquila, no le importaba nada. Me empujó lejos de ella, la mire con odio.

- A ver cabron. ¿Que si me lo cojo?
¡A ti eso no tiene que tocarte los cojones! -me grito, sonreí. Extrañaba su voz, su mirada, su cuerpo. Extraño hacerla mía. - ¿Que carajos me ves? ¿Te toque las pelotas? Ah, le he tocado las pelotas a Harry Styles solo por que hice un comentario, que pareció cabrearlo.-mencionó con ironía mientras aplaudía, callado en mi lugar volví a fruncir el ceño mirandola mal. - ¡Deja de mirarme así! No tienes porque recaclarme nada coño, tu te veniste para acá por que no importaba nada de mi. No te importó nada, te valió madres el hecho de que te amara. Jodete, Harry. - trato de hacer una pausa, su pecho subía y bajaba sin control. Su respiración era entrecortada. Mas ella decidió terminar.- ¡Vete a coger por culo! -me empujó por tercera ves en el dia, yendo a paso decidido hacia la salida. Corrí, enredando mis manos por su cintura, la azote contra la pared rozando nuestros labios.

- Repite lo que has dicho.

- No me jodas cabron. Ni siquiera me acuerdo.

Se removió entre mis brazos, más desistió ante mi fuerza.

- No seas tan mal hablada. -la cogi suavemente por la barbilla sintiendo su respiracion en mi rostro, y el rico olor de su boca sobra la mia. - No quiero que repitas toda la mierda que has dicho.. -se removió logrando pegarme, mas la sostuve. Solté una risita burlona. -Solo quiero repitas eso... lo ultimo que has dicho nena.

- Te dije que no me acuerdo idota. -miro hacia otro punto. Rode los ojos.

- ¿Quieres dejar de insultarme o quieres que te castigue?

- No, no quiero cabron.

La cogi por las piernas con brusquedad, la acoste boca abajo sobre el escritorio.

- ¿Que haces maldito psicópata?

- Esto.

Subí su falda, sorpresa no tenia bragas. Solte la primera nalgada, haciéndola gemir. Dios sus gemidos eran el mismo infierno. A la segunda chillo, a la tercera mordio su labio gimiendo.

- ¿Dejaras de ser tan sucia de boca?

- Hijo de pu.. -solté otra mas fuerte, haciendola callar. Mordi mi labio para evitar reírme.

- ¿Perdon? no te escuche mi amor.

- Si.

- ¿Si que?

- Que si dejare de ser tan mal hablada joder.

- Bien.- Sonreí bese uno de sus gluteos, acomode su falda. La volteé hacia mi bruscamente, crucé una de mis manos por su espalda atrayendola a mi. Gruño. - ¿Entonces me amas?

- ¿Que? -pregunto abriendo los ojos. - Por supuesto que no -manoteo, me empujó causando que la soltara. Acomodo su atuendos, avazando hacía la salida. Abrió la puerta.

- Scarlet.. -ella se volteo mirandome mal. Sonreí. Dudando en decir o no lo que estaba pensando. - No se tu, pero yo te amo desde nuestro Gimnasio Erótico.

El silencio se apoderó de la habitación. Le di la espalda, escuchando como soltaba una carcajada, y luego azotaba la puerta.

El Gimnasio EroticoWhere stories live. Discover now