No son muebles ni objetos y sienten y padecen tanto como tú y como yo...

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No son muebles, no son inútiles y padecen como tú y como yo,

No se merecen ser apartados, olvidados adrede en cualquier estación.

Quizás perdieron ya su tren, bajándose demasiado pronto,

En una parada obligada, la de la edad, cruel reloj que les atrapa sin piedad.

No seamos necios, ahora es cuando más nos necesitan… no dejarlos atrás,

Son ellos ¿recordáis? Los que nos amamantaron un día, los que cuidaron a nuestros hijos

Y los que, sin pedir ni una mísera sonrisa de agradecimiento… nos lo dieron todo.

No. No son cosas ni objetos inanimados, padecen, ríen o lloran con nuestra misma facilidad,

En lo único en que difieren de nosotros es en la edad… el reloj biológico gira sin parar,

Es de temer que para nosotros también llegará,  ¿los dejará apartados, alejados de tu corazón,

De tu vida, Por el simple hecho de no entender lo que te dicen o hablan?

Son nuestros ancianos, aquellos que un día fueron hijos, padres o hermanos, cómo tú o como yo ¿tan difícil es de entender que son también seres humanos?

Nos los apartes, te necesitan… nos necesitan, dales cariño, conversación ¡escúchales! Aunque no los entiendas… ¿les has mirado alguna vez a los ojos mientras ellos, te miran con orgullo y sus ojos son un cauce de río que no para de ir río abajo?

¿Por qué no somos capaces de ejercer con ellos, como ellos lo hicieron con nosotros y nuestros hijos, ejerciendo en su día, de padres y abuelos? Ahora, cuando no se pueden valer por sí mismos ¿les tiramos como si fuesen muebles viejos a la basura?

No. No son muebles y sienten y padecen tanto como tú y como yo…

Duele la memoria (poemas en el aire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora