Cegado por los deseos y la lujuria

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Se desliza…

víctima inocente de mis manos,

su vestido rojo;  de seda,

acariciando sus hombros a nacarados,

provocando mis celos,

cegado por los deseos y la lujuria.

¡Tanto la deseaba¡

Mi cuerpo ardía sofocado,

en mi mente lujuriosa,

la veía bajo mi cuerpo

 o haciéndola mía de mil formas.

¡Dios...! ¿Estaré loco de amor?

¿o mi cuerpo sólo quiere placer?

No espero a recibir respuesta,

ella, yace desnuda en nuestra cama,

me llama…

sus manos, como brasas, me atrapan,

me absorben,

hasta fundirme por entero en su cuerpo,

parezco mantequilla,

me derrito sobre su cuerpo

y me confundo con su sudor

mientras nuestros jadeos

y nuestros gritos…

alteran el silencio de la habitación.

Duele la memoria (poemas en el aire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora