Capítulo 5 - Déjà vu

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Conforme pasaba el tiempo más cercanos se volvían. Hyun debía irse pronto, pero antes tenía que explicarle muchas cosas a su protegido, cosas demasiado complicadas de entender; primero estaba el ataque, Saeng tenía que saber que no era una "persona cualquiera"; los vampiros seleccionaban muy bien a sus víctimas, y aquellos que eran capaces de verlos tenían potencial para convertirse en un miembro del clan, pero en este caso lo molestaban muchos detalles, como por ejemplo, que el patriarca les había prohibido convertir a todo aquel menor de 23 años, no sabía la razón, pero entendía que era una regla general muy importante en el mundo vampiro, así que no había motivos razonables para atacarlo de esa manera. Por otro lado, al explicarle todo aquello se arriesgaba a revelar su propia identidad; no sabía cuál sería la reacción de Saeng al enterarse de que él, al igual que su atacante, también era un vampiro, pero seguro no sería nada bueno.

—Hoy no te ves muy bien —comentó Saeng durante la comida —¿te duele algo?

—No es nada, solo tengo curiosidad—ya no debía prolongarlo más, esa noche Saeng tenía que saber lo que estaba ocurriendo —. ¿Qué sabes de los vampiros?

—¿Por qué me lo preguntas?

—Cuando te conocí tenías un libro que hablaba de ellos.

—Ah, sí —sonrió al recordar—, me gusta mucho leer sobre ese tema, al principio lo consideraba una tontería, pero hay demasiadas coincidencias con la realidad y en este mundo tan loco... ya no sé qué me voy a encontrar.

—¿Crees que existen? —interrumpió.

—Sonará descabellada la idea, pero estoy convencido de que sí— Hyun entrecerró sus ojos, lo estaba poniendo a prueba.

—Entonces dime, ¿cómo crees que lucen? —tomó su copa de vino para darle un sorbo y soportar cualquier clase de respuesta.

—Pues, según mi libro, son seres muy feos, algunos incluso tienen dientes de tiburón y aliento fétido, pero no les tengo miedo, en mi bolsillo traigo un ajo por si se me acercan.

Entonces, Hyun escupió el vino y se soltó a reír a carcajadas. Esperaba de todo, menos una respuesta tan cómica.

—¡No te burles! — se enfadó —, ¿para eso me preguntaste? ¿Para reírte de mí? —el otro todavía estaba hundido en la risa y no pudo contestarle — Yo sé que existen —dijo más bajito, pero lo hizo tan serio y convencido de eso que la risa abandonó a Hyun al momento de escucharlo.

—Lo lamento —trató de calmarse —, tienes razón, ellos existen.

—¿Sigues burlándote de mí?

—Para nada, estoy hablando en serio, pero deberías dejar de leer esas tonterías. Si en verdad quieres saber qué hacen y cómo puedes defenderte de ellos, debes leer otros textos, yo tengo algunos que puedo prestarte.

—¿De veras no es chiste?

—No, cariño. Yo soy experto en vampiros— supuso entonces que debía darle una prueba—, has leído algunos de mis poemas, ¿cierto? Muchos de ellos sugieren el punto de vista de un vampiro...

—No me había pasado eso por la cabeza...

—El asunto es... que debo irme pronto, Saeng, y quisiera que te pusieras a leer en serio. No sabes lo peligrosos que son, y te sorprendería conocer su aspecto.

Young Saeng no prestó atención a lo demás, todo lo que resonaba en su cabeza era que Hyun se iría. En aquellos días, al convivir más íntimamente con él pensó que lo había convencido de quedarse, pero esa noticia le cayó como balde de agua fría, al final volvería a estar solo.

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