Capítulo 39

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Actualidad.

Elliot, grito con fuerza, golpeando su cabeza una y otra vez con el respaldo de la silla que lo mantenía preso, sus manos fuertemente sujetas a la misma por una cinta ardían por la fricción de sus movimiento. No debía sentir dolor, pero allí estaba, tanto físico como emocional, podía lidiar con el dolor de sus muñecas, hasta con su cabeza golpeando constantemente el respaldo de la silla, pero no con los recuerdos que bombardeaban su cabeza, en ellos se encontraban varias versiones de sí mismo, de sus múltiples vidas, hasta llegar a la última...hasta el momento.

El último recuerdo que llego a su mente fue de él mismo, sentado en su sillón favorito, observando atentamente la  fotografía que tenía en mano, en ella estaban él y una joven sin rostro -por alguna razón le impedían recordarlo-, pero recordaba su nombre, Sophia, ellos estaban abrazados y posando frente a una enorme casa, podía sentir la textura de la fotografía en sus manos, estaba fría y bañadas por el liquido salado que salia por sus ojos,  allí, acariciando la superficie de aquel objeto inanimado dejó escapar su último aliento.

Siempre creyó qué, sí había sido condenado, lo había sido porque seguramente había rebasado su límite de pecados –no estaba seguro de que realmente haya un límite- pero, meditando aquella opción cayo en cuenta de que nadie –al menos que él conociera- podía jactarse de ser un fiel seguidor de las reglas celestiales, el punto de esto es el arrepentimiento, si al final de su camino uno realmente se arrepiente de ello, de todo corazón, puede considerarse salvo, o al menos eso era lo creía, el punto es que su yo pasado, lo hizo, se arrepintió, pero no por obligación o por obtener la salvación, sino, porque lamentaba haber terminado con su vida en tan deplorable estado, haber sido egoísta hasta el último minuto, jamás considero que dejaría una línea de dolor detrás, que su hijo tendría que vivir con la ausencia de un padre desde muy corta edad, jamás pensó en lo que dejaría atrás cuando decidió acabar con su vida, solo pensó en su propio dolor.

Volvió a recordar la última conversación con Sophia, su rabia, el sentimiento de traición que lo invadió cuando vio que ella intentaba finalmente rehacer su vida sin él en ella, el dolor que se apropió de él meses después al enterarse de que su amada había dejado ese bello mundo unos minutos después de dar a luz a un hermoso niño. El mundo a veces puede ser demasiado cruel, contradictorio, primero otorga el milagro de la vida para arrebatarte otra, solo hay un conocimiento claro y es que nacemos para morir, porque por más que deseemos que ciertas personas fuera eternas no lo son, en el caso de Sophia, estaba completamente convencido que ella era demasiado brillante para un mundo que años tras año se sumergía más en la oscuridad.

Un dolor desgarrador invadió su pecho logrando que volviese en sí y cortando todo otro pensamiento.

— ¿Por qué lo tienen amarrado a la silla?—hoyo preguntar a su amigo.

—Para que no se haga daño, a veces el proceso suele ser algo...intenso. —respondió Natalie, podía sentir su mirada escaneándolo.

—No creo que ese cumpliendo su función. —volvió a hablar Nathaniel.

—Eso no es nada, debes tener en cuenta que las personas que pasan por aquí no han tenido el mejor de los finales...y tú amigo está sintiendo todo el dolor propio y ajeno que se sintió luego de su muerte. —respondió Natalie, su voz completamente imperturbable.

— ¿Propios y ajenos? Quieres decir que no es esta sintiendo dolor físico, sino... ¿emocional?

—Exacto, es como una clase de castigo divino, ya sabes, está sintiendo en carne propia todo lo que sintieron las personas que dejo atrás, su mente lo tortura, se castiga asimismo por el dolor que él mismo causo. —finalizo Natalie, o eso quería creer Elliot, porque la profunda agonía que lo invadía fue tan dura que no lo resistió y cayo directo en la inconsciencia.

*****

— ¿Te encuentras bien? —preguntó Nate, clavando sus ojos violetas, al igual que los suyos –todos los cupidos lo tenían del mismo color-en él.

—Siento que mi cabeza va a estallar. —murmuro poniéndose de pie.

—Vamos amigo, debes resistir aun te falta nacer. —dijo a modo de broma, recordándole de su inminente reencarnación.

—No creo que sea justo, eso de devolverte los recuerdos minutos antes de nacer, ya ni siquiera mi importaba mi pasado, solo..

—Emma. —lo corto el pelirrojo.

—Sí, ella. —estuvo de acuerdo, pasando la mano por su cuello contracturado. —Fue algo extraño, siempre he tenido claro que probablemente ya había estado enamorado antes, pero no tan intensamente como para que mi deseo haya sido reencarnar a su lado...volver a encontrarla.

—A veces el amor supera el límite de lo entendible. —murmuro su amigo, palmeando su hombro en una clara señal de que ya era la hora.

Al atravesar los largos pasillos que lo llevarían a su nueva vida, volvió a hurgar en su memoria, tratando de disfrutar una última vez del recuerdo de la joven qué, aunque no fue la primera, le enseño que después de un trágico final el corazón humano-o angelical en su caso-era capaz de volver amar.

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Helloooooooooooo!!! Termine!! El capítulo, claro.

¿Cómo están? Nunca me responden, pero espero que bien xD

Okay, lo sé, este capítulo resulto demasiado corto, pero explica lo justo y necesario, en mi opinión.

Creo que luego de acá, solo nos quedan unos... ¿Tres o cuatro? Capítulos, para que la historia llegue a su final.

Lamento anunciarlo, porque realmente amo escribir sobre mi hermoso Elliot, y claro, Emma. Pero todo tiene un final y ellos no serán la excepción.

En fin, espero que les haya gustado el nuevo cap, y si es asi, no se olviden de votar y comentar se los agradecería muchísimo.

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Pondría mí Facebook, pero ese sí que no lo uso, ya pase mi fanatismo con esa red social.

Ahora si bellezas...

Bye Bye :3

♥ Lily ♥

Un cupido OnlineWhere stories live. Discover now