Capítulo 38

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Varios años atrás... (5 años después de la partida de Sophia).

—Deberías dejar de beber. —dijo su mujer en un susurro cansado.

Elliot solo la observo, esa mujer no tenía el menor derecho a hablarle de esa manera, ella mejor que nadie sabía porque se encontraba en ese estado desde hace ya 5 años, cuando perdió a la mujer de su vida.

—Y tú, deberías dejar de entrometerte en mi maldita vida. —espero él con desprecio.

—Soy tu mujer, Elliot, tengo derecho hacerlo. —murmuro ella, cansada de sus comentarios hirientes.

—No cuando tú matrimonio no es más que una farsa. —respondió él, luego de darle un largo trago a su botella de bourbon.

—Sabes muy bien porque estamos aquí, no me culpes a mí de tus errores, si, bien, yo estaba disponible esa noche, pero tú tampoco te negaste, Zach no tiene la culpa de haber nacido fruto de una aventura. —dijo Marlee, su mujer, esta vez refiriéndose a su hijo.

— ¡Bien pudiste decírmelo a mí antes de enviar esas malditas fotos! —exclamo él, furioso. Años atrás cuando noto que Sophia nunca llegaría, salió corriendo desesperado de la iglesia en su búsqueda, para solo encontrar un sobre con las palabras más hirientes dentro, acompañadas de las fotografías del que fue su peor error.

— ¿Qué querías que hiciera? Sabía que nunca te harías cargo, y no pensaba cargar yo sola con un niño y mucho menos abortar, eras su padre tenías que estar a su lado. —dijo ella, con lágrimas en los ojos mientras recordaba como Sophia había salido corriendo de la iglesia sin mirar atrás mientras ella solo la observaba a la distancia. Su idea nunca fue entrometerse, pero aunque quisiera no contaba con los medios suficientes para hacerse cargo de un bebé, no quería abortar, ni tampoco quería deshacerse de él como si fuese un paquete, no lo dejaría, y haría todo lo posible para que a su hijo no le faltase nada.

—Me hubiera hecho cargo de él, Marlee, como dijiste es mi hijo, pero al menos pudiste haberme dado la oportunidad de hablar con ella. —dijo Elliot, un poco más calmado.

— ¿Cuándo? Elliot, te estabas por casar, ni siquiera le estabas dando la oportunidad de decidir si quería o no participar en la crianza de un hijo que no era suyo...—eso era cierto, pensó Elliot, sin admitirlo, por supuesto. No le había dado a escoger, solo quería que ella se casara con él sin importar cuánto daño le provocaría después. Estaba siendo egoísta, pero sabía que si le contaba lo sucedido la perdería, y así fue, la perdió.

—Me canse, mejor ve y revisa que Zach este durmiendo bien. —dijo, cortando la conversación, tomo su saco y salió de la casa sin ningún rumbo fijo, solo con una idea en mente, olvidar.

******

El timbre sonó sacándolo de sus pensamientos, y minutos después ingreso Marta, su empleada, anunciando que tenía visita.

—Dile que se marche, no estoy de ánimos para visitas. —dijo Elliot, sin dejar de observar su computador.

—Pero señor, la señorita dice que es importante. —murmuro Marta, pasando con nerviosismo sus manos por el delantal.

Elliot, suspiro, y la observo con furia, sin embargo asintió, se levantó de su silla y hablo. —Bien, dile que me espere en la sala.

La joven asintió y siguió lo mandado.

Odiaba las visitas, más si estas se presentaban inesperadamente, ¿Qué acaso no razonan lo suficiente como para al menos tener la decencia de hacer una corta llamada informando sobre si podían o no, ir?

Un cupido OnlineWhere stories live. Discover now