Capítulo 37

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Varios años atrás.

Tomo un sorbo de su vino y continúo tecleando en su computadora, esas máquinas dominarían el mundo, de eso Elliot estaba seguro.

- ¿Cuánto tiempo estarás prendido a esa máquina? -pregunto su prometida.

-Sophia, te he dicho que no me hables cuando trabajo. -la regaño, odiaba que lo distrajera, en especial cuando esa distracción no valía la pena.

-Pero has estado todo el día allí sentado, ni siquiera has notado lo hermoso que esta el día. -dijo ella sonriendo y tomando su mano por encima del escritorio.

-Si quisiera saber cómo está el día miraría el pronóstico, si quieres salir hazlo, para eso tienes amigas. -respondió el quitando su mano.

-Sí, también se supone que para eso tengo un prometido, caminatas románticas, cenas, ya sabes, las cosas que debería hacer una pareja. -dijo ella de mala gana, tomando sus llaves y saliendo de la casa.

Elliot suspiro. Amaba a Sophia, por esa razón había elegido compartir su vida con ella, pero a veces el amor no era suficiente ¿Quién pagaría su alquiler? ¿Su boda? ¿Su comida? Nadie, solo él, y para eso necesitaba ser el mejor, y lo seria, solo por ella.

Llegada la noche y aún no había podido hablar correctamente con su prometida. Bufó, ella lo había ignorado olímpicamente todo el día, y él solo la dejo ser, no tenía tiempo para caprichos de una niña que no estaba dispuesta aceptar la vida como tal.

Se vistió con su piyama, se lavó los dientes y luego se fue hacia su habitación, ella se encontraba acostada con un libro en la mano como cada noche, sin hacer ruido se acostó y de reojo la observo leer, amaba verla de aquel modo, tan... ida, en su propio mundo, hubo un tiempo en el que odiaba a sus amados personajes literarios, odiaba sentir que ella los elegiría por sobre él, pero luego de varios años llego acostumbrarse a su obsesión por chicos inexistentes.

- ¿Cuánto tiempo seguirás enojada? -pregunto finalmente.

-Elliot, te he dicho que no me hables cuando leo. -respondió ella sin despegar su vista del libro, recitando casi las mismas palabras que horas atrás él le había dicho.

Suspiro. Si algo tenía Sophia, era orgullo, y no daría su brazo a torcer a menos que pensara que él se lo merecía.

******

Esa fue su primer pelea, quizás haya comenzado con algo pequeño, pero poco a poco las diferencias de opiniones y las constantes discusiones fueron provocando que la relación que había nacido de un amor tan puro se fuera quebrantando.

-La boda será en una semana, y seguramente ni siquiera tienes el traje. -dijo Sophia con rabia, mientras cortaba los vegetales para la cena.

Elliot, solo la observo, por supuesto que lo tenía, hace meses que lo tenía guardado en el placar de su mejor amigo, pero nunca lo admitiría, porque en ese momento solo quería herirla tanto como sus palabras lo herían a él.

-Cree lo que quieras, a estas alturas ¿realmente crees qué me importa? Últimamente no has sido más que una molestia constante, ni siquiera quiero imaginar lo que será luego de la boda. -dijo él, hiriéndola, hiriéndose, porque decir aquellas palabras lo dañaba tanto como a ella, quien en ese momento hizo una mueca de dolor y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.

- ¡Pues ve y suspéndela! -grito ella, dejando de cortar, sin ocultar sus lágrimas. -Ah, claro, no puedes hacerlo, porque seguramente no quieres que tus amigos empresarios vean como tu estúpido matrimonio fracasa incluso antes de empezar.

No, eso no era cierto. No la suspendía porque quería estar con ella, porque la amaba solo a ella.

- ¿Crees que seguiría en este infierno si no fuera de ese modo? -no podía parar, su boca simplemente expulsaban las primeras palabras que llegaban a su cabeza, incluso si no las sintiera.

-¡Te odio! -grito Sophia con todas sus fuerzas. Era la primera vez, la primera vez que ella le decía aquellas palabras. Dio un paso atrás recibiendo el golpe, su corazón dolió como nunca antes, pero su orgullo no le permitía flaquear haciendo que le respondiera de igual manera y que con un azote de la puerta abandonara la casa.

******

Definitivamente no volvería a beber, ¿Por qué los humanos creen que el alcohol lo soluciona todo? Solo logra hacerte olvidar por un momento pero en cuanto sale del sistema, el dolor, los recuerdos, todo vuelve.

Quiso estirar sus extremidades, cuando noto un cuerpo caliente pegado a su lado, sonrió con los ojos aun cerrados.

Sophia, pensó. Al parecer, no había terminado todo tan mal.

Pero toda su alegría se esfumo en cuanto abrió los ojos, descubriendo una manta de cabello rojiza cubriendo la almohada y parte de su pecho.

No, no, no, ¿Qué había hecho?

Se levantó como un resorte, haciendo a su acompañante rebotar hacia el otro lado de la cama.

Antes de que la extraña notara su presencia abandono la habitación, sintiéndose como la peor basura. Se había equivocado muchas veces en su vida, pero aquella superaba cualquier otra cosa.

******

Llego a su casa en un relampagueo, estaciono el coche y permaneció allí por un bueno tiempo, tomando su cabeza y murmurando constantes insultos hacia sí mismo.

Decidido a afrontar su error, recorrió los pasos que los separaban de la puerta e ingreso a su hogar.

Sophia, por otra parte, se encontraba sentada en su cama con teléfono en mano a la espera de que sonora y finalmente tener noticias de su desaparecido prometido, cuando escucho el sonido de la puerta ser abierta, sin dudarlo corrió hacia ella, encontrando a su futuro marido de pie, dudoso en avanzar hacia ella.

-Dios, creía que te había pasado algo. -corto la distancia y se abalanzó sobre él. -Lo siento, lo siento, sé que fui dura anoche, pero no era verdad, lo sabes ¿verdad? -pregunto mirándolo a los ojos. -Te amo, Elliot, lo he hecho casi toda mi vida. -finalizo envolviendo sus brazos a su alrededor.

-Lo sé, yo también,te amo. -dijo él, sintiéndose, aun peor que antes.

******

Una semana después, estaban listos para dar el siguiente paso. Aquel por el que habían esperado toda la vida.

Elliot, poniéndose finalmente su traje, acomodado su corbata, atando sus cordones, mientras que al otro lado de la iglesia, en un cuarto apartado, su prometida recibía un sobre con fotos de su futuro marido en ellas.

Y mientras él seguía allí de pie en el altar, esperando por la que sería su mujer, Sophia abandonaba la iglesia dejándolo atrás, con el sobre que antes le había llegado, incluyendo una corta carta escrita por ella reposado sobre el tocador del cuarto en el que minutos antes se encontraba.

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Sorpresaaaaaaaa!! Termine el capitulo antes de lo previsto, ni siquiera yo puedo creerlo.

Sé que probablemente este cap no refleje al Elliot que tanto aman, pero es parte de su pasado, y aunque no querramos aceptarlo el tuvo sus equivocaciones y por eso mismo lo esta pagando, eso no quiere decir que este capitulo sea la causa de su "condenación", sino que fue parte de ella.

Espero qué aunque no sea -quizás- lo esperado, les haya gustado.

PD: Si quieren mas capítulos sobre la vida de Elliot, dejen su opinión en los comentarios.

Eso fue todo bellezas...

Bye Bye :3

♥ Lily ♥

Un cupido OnlineWhere stories live. Discover now