Capítulo 33

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El primer amor es inolvidable, o se supone que lo debe ser, ya sea que este ligado a recuerdos buenos o malos. Las personas nunca lo olvidan, incluso aunque muchos quisieran hacerlo. Ojalá, yo también pudiera recordarlo, pensó Emma.

Su mente vagaba por rincones inhóspitos, por lugares oscuros que ni siquiera ella sabía que existían, miles de pensamientos se hacían presentes, algunos más egoístas que otros, pero ¿Real estaba siendo egoísta? ¿Estaba mal desear ir contra del destino?

Una parte de ella estaba convencida de que lo mejor hubiera sido rendirse, dejarse ir ¿para qué luchar? Se preguntaba, una y otra vez. Pero, luego estaba su parte egoísta, la que la impulsaba a pelear, a luchar por aquello, que según ella, le pertenecía, lamentablemente parecía estar perdiendo la pelea.

La vida habría sido tan fácil si hubiera ignorado aquel mensaje, si hubiera impactado contra James. No se arrepentía, por supuesto, su yo actual estaba agradecida de haber conocido al ser alado del cual por momentos olvidaba su nombre.

Pero, por supuesto, el hecho de que se sintiera de esa forma no cambiaba lo que estaba a punto de ocurrir, poco a poco comenzó a percibir su alrededor y aquel particular debate entre su ser empezaba a perder el hilo de lo que realmente importaba, recordar.

A medida de que sus ojos comenzaban a percibir la luz su mente olvidaba la razón por la cual en primer lugar se encontraba en aquella situación. Hasta que finalmente solo quedo un blanco inmaculado, no había angustia, no había dolor, no había añoranza, no había amor, solo un cascarón hueco al cual le habían arrebatado su interior.

—Oh, Em, linda, ¿Cómo te encuentras? —pregunto su madre, apareciendo en su campo de visión. 

Pestañeo con rapidez tratando de acostumbrar su visión a la fuerte luz que alumbraba toda la habitación.

—Bien.. —respondió ella, sintiendo la garganta seca. — ¿Qué pasó? ¿Por qué estoy en el hospital? —pregunto observando a su entorno.

—¿No lo recuerdas? —pregunto su madre, con angustia.

Emma, estudio su rostro, lucia preocupado y una leve arruga sobresalía de su frente, su expresión le dejaba bastante claro que algo malo había pasado.

—No.. ¿Debería? —pregunto preocupada, intento con vehemencia poder recordar algo, lo que sea, pero su mente estaba en blanco, de repente una tormenta de imágenes aparecieron ante ella. Estaba llorando, realmente llorando, no creía haber llorado tanto desde que habían fallecido sus abuelos, ¿Qué había provocado en ella tal abundancia de lágrimas?

—No, tranquila, el médico dijo que esto podría pasar, al parecer has estado bajo mucho estrés, con tu padre suponemos que ha de haber sido por los exámenes para la universidad, pero no lo sabemos... Tú no nos cuentas mucho, hija.

La joven observo a su madre aun sin poder creer del todo haber tenido tal reacción a causa de los exámenes, algo más debió haber pasado, pensó. Pero su mente no le daba pista alguna de que podría causar un ataque como el suyo, ella nunca había sido una persona débil, siempre se había considerado una chica fuerte, dispuesta a afrontarlo todo por si misma.

—Todos han estado muy preocupados por ti. —hablo su madre nuevamente. —Incluso James, ha estado aquí desde que se entero que estabas en el hospital, es un gran chico. —comento. Emma, estuvo de acuerdo, sentía un gran cariño hacia James, un cariño tan grande que no podía explicar ni siquiera como había nacido.

Sin torturar su mente por mucho más tiempo dejo que su madre la pusiera al día con lo ocurrido.

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