C10: Ven, siéntate

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—¿Y que harás, Scotty?— ruedo los ojos a mi mejor amigo, Dominic

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—¿Y que harás, Scotty?— ruedo los ojos a mi mejor amigo, Dominic. Suspiro mientras lo veo a los ojos azules artificiales

—no lo tengo pensado, no he hablado con ella—no ha pasado nada en todo el fin de semana, me pidió todo este tiempo para pensarlo no me dejo explicarle nada, no me dejo excusarme de que me fui... nada, simplemente me dijo que la llevara a casa y que le diera tiempo. Le di tiempo, por supuesto... en las fantasías no. De hecho, quiero ver su hermosa cara por que en la fantasía de hoy hice que tuviéramos sexo.

Ahora mismo estamos en la cafetería de Eastwood, todos los chicos se le quedan viendo a Dominic, quieren saber como es que logro sentarse conmigo. Evito rodar los ojos, llevan así casi un año y medio. En este inicio de semana Dominic me dio la gran noticia de que ha ajustado su horario para poder comer conmigo en la cafetería, lo agradezco... detesto estar acá solo.

También todas las chicas nos comen con los ojos pero, yo no soy mujeriego... nunca lo he sido y menos ahora que tengo una chica en mi mente y se, que ya no tengo ojos para alguien más. Dominic si lo es, se ha metido en las bragas de toda chica de la escuela. No ha encontrado a su alma gemela y espero lo haga pronto. 

—vamos, si yo tuviera alma gemela la tendría a mi lado todo el tiempo—me río 

—ni se te ocurra meterte con Alaska, Jack Frost—amenazo y el sonríe 

—no, ¿y cuando dejarás de llamarme Jack Frost?— bufa

—¿prefieres caballero canoso?—Dominic gruñe, mi mejor amigo es más grande que yo por sesenta años y cuando le conocí siempre me llamo la atención que tuviera su cabello blanco... el anteriormente era un caballero del castillo por eso el apodo. Eso no fue hasta que vi una película para niños a un chico llamado Jack Frost con el cabello blanco y bueno, se le quedo.

—cállate, por que Alaska es la única que me falta para si declarar que me he metido con todas— gruño 

—vete al demonio—digo—además te faltan sus amigas— informo 

—sólo e estado con Hayley— dice, mientras ve hacia la ventana—necesito a mi alma gemela—suspira 

—tal vez, aún no ha nacido—sugiero 

—supongo—sonríe—¿desde cuando lees?—rodeo los ojos 

—desde siempre, es una de las pocas cosas que disfruto hacer—le enseño mi libro, he interrumpido mi lectura por hablar con Dom

—con razón son almas gemelas tú y Alaska—rodea los ojos. Yo sonrío, ambos somos empollones de los libros 

Miro hacia la cafetería, algunos pensamientos me llegan y la mayoría son de chicas queriendo sentarse con Dominic y yo. Las ignoro y justo me llega el aroma de rosas y pasto recién cortado. Alaska. Todas las almas gemelas tenemos un olor peculiar y solo lo pueden distinguir nosotros mismos. 

Debo decir que Alaska tiene un olor exquisito.

Miro hacia la entrada, se esta riendo con sus amigas. Lleva unos pantalones ajustados, una blusa rosa y zapatillas del mismo color. Alex también va a un lado y no digo nada por el simple hecho de que a Alex le gusta Hayley. Sólo por eso. Ellas paran un momento en la comida y leo la mente de Alex.

¿Qué le puedo regalar a Alaska?

Abro los ojos como platos, eso es lo único que no se sobre ella. Maldita sea. ¿Su cumpleaños es pronto? He estado espiando todos sus pasos como un loco por dos años y no se su cumpleaños... denme una cachetada. 

Con. Un. Ladrillo.

Ellos terminan de pedir su comida y tienen que pasar al lado de Dom y mío. Cuando están por pasarme, me trago mi miedo y hablo. 

—Alaska—todas sus amigas y Alex se me quedan viendo. Alaska sonríe, tímida— ven, siéntate—hago un lugar al lado mío. Morgan la empuja hacia mi, sonriente. 

—te vemos en clase, Alaska—ella asiente mientras toma lugar al lado mío. Cuando toco la silla ella también lo hace y ahí esta de nuevo nuestra maldita conexión. Que cursi es esto. Pero vamos, doy todo por sentirlo siempre 

—hola, soy Dominic Bane—se presenta mi amigo—sub capitán de americano—sonríe 

—Alaska Stone—sonríe. Siento la mirada de toda la cafetería en Alaska sorpresa, envidia, celos es lo que logro sentir. Alaska se sonroja como un tomate, ya se ha dado cuenta de las miradas.

—Alaska, el es mi mejor amigo de años—le sonrío—si no te protege, yo mismo lo mato—el se ríe 

—¿cuantos años tienes?—pregunta Alaska curiosa

—17— dice pero ella rie 

—los de verdad, ya se todo de ustedes—explica y Dom no puede evitar poner su cara de sorprendido pero claro, lo esconde 

—210 años—dice, por fin. Es el turno de Alaska para sorprenderse 

—¿ta-tantos?—traga saliva

—nací el cuatro de abril de 1804—Alaska abre sus increíbles ojos jades—¿y tú?—lo miro 

—el uno de diciembre eh, del noventa y seis—sonríe. Le digo gracias a Dom sin que se de cuenta Alaska. ¿Porqué mierda no pude investigar antes? bueno, no importa. Le daré algo genial.

—bueno, si tienes alguna duda sobre los cambiantes ya sabes donde encontrarme— se levanta le guiña un ojo y se va. Suspiro, así es Dom. 

El nerviosismo de Alaska se hace presente, también en mi. Ahora mismo me estoy preguntado en que demonios estaba pensando en invitarla a sentar, no puedo estar cerca de ella. No aún. 

—aún tengo muchas dudas... ¿me las responderás?—dice, rompiendo el silencio 

—lo que me sea posible— contesto 

—no es sobre cambiantes... es sobre ti—asiento no muy orgulloso... no tengo un pasado horrible pero tampoco tan limpio—y eso incluye las fantasías, Scott.

Por primera vez en mi vida me he sonrojado.













Maldita Fantasía (DISPONIBLE EN FÍSICO)Where stories live. Discover now