Prólogo

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Quiero golpear a mi padre por hacerme venir a una escuela, no la necesito, he vivido con mis propios ojos la primera y segunda guerra mundial, no necesito estudiarlo. No necesito si quiera revivirlo. Pero aquí estoy, en tal vez mi preparatoria número cuarenta, no se... he perdido la cuenta.

Camino por los pasillos de Eastwood, toda las personas se me quedan viendo, unos escrutándome otros planeando mi muerte y las chicas, imaginándome debajo de sus bragas. Lo sé, por que por desgracia puedo leer sus mentes pero evito hacerlo ya que me trae sin cuidado lo que piensen sobre mi.

Entro al aula de historia y casi ruedo los ojos por el profesor con miles de años encima, ¿porqué no hay profesores jóvenes? maldito cliché.

Yo mismo podría dar clases desde 1864 en adelante ya que es el año, donde nací y puedo dar más información detallada. Me e dado cuenta con el paso del tiempo que lo que enseñan en las escuelas es una vil mentira. ¿Porqué siempre cuentan la versión de los ganadores? ¿porqué no cuentan las versiones de los escondidos, de los pobres, de los perdedores? patético e hipócrita de la sociedad.

En fin, me abro camino por el aula y me siento atrás de todos los alumnos, me gusta estar atrás por que miras a todos y puedo escrutarlos sin que ellos se den cuenta.

La clase da comienzo y como siempre, el profesor habla despacio y con una voz que me pone a dormir. No escucho su nombre, por que la verdad deje de hacerle caso desde la primera oración que dijo su boca.

—tenemos un alumno nuevo, ¿puedes presentarte?—evito rodar los ojos, ¿porqué presentarme? a nadie le importa que un chico llegue a mitades de primer año

—Scott Dallas—digo, sin mucha importancia

—¿qué edad tienes?—quiero estamparle la silla en su cara de abuelito por que, si oyera mi verdadera edad me tacharía de loco o si por un segundo me creyera, le daría un ataque al corazón

—17—siempre digo esa edad es la primera que se me ocurre al calcular el promedio de edad de todos los alumnos que van en primer año aunque por supuesto, tengo 150 años ¿me crees?. Pues estoy diciendo la verdad.

—bueno, sigamos...—pero de nuevo, no hago caso a lo que dice.

Aproximadamente a los treinta minutos ya me estoy aburriendo, faltan dos horas para que termine la clase, así que decido usar uno de mis poderes para... divertirme un poco.

Actua como un pato

Digo en mi mente y concentrándome en el profesor, este se queda quieto por un momento y después...

—cuá cuá— todos los estudiantes se le quedan viendo. Y yo, trato de que no se me salga la risa

Tirate en el suelo

Vuelvo a ordenar en mi mente y el profesor, lo hace. Se tira en el suelo y sigue haciendo los sonidos de un pato. Toda la clase estalla en carcajadas y yo sólo sonrío. Decido que ya es hora de salir de esta tortura llamada clase.

—Ahora chicos, a acabado la clase— digo en voz baja y el profesor dice lo mismo, dice mis mismas palabras. Todos acatan las ordenes y salen corriendo como si el salón estuviera en llamas.

Vete a casa

Digo, cuando ya estamos sólo nosotros dos. El, como un robot agarra su portafolio y se va.

Me encamino hacia la cafetería, noto que hay mucha gente y de nuevo, uso mis poderes.

A un lado todos

Ordeno y todos, se mueven hacia los lados. Camino hacia la chica que atiende la comida y le sonrío.

—un hot dog— digo—sin ketchup—odio la catsup, ¿porqué hay gente que la ama?. Ella con sus ojos soñadores me da lo que he pedido y les quito las ordenes a los estudiantes que estaban formados. Todos se vuelven a formar, como si nada hubiera pasado.

Como no tengo amigos me siento en una mesa al lado de la ventana. Veo que algunos chicos que pasan al lado mío se quieren sentar pero cuando leo sus mentes sólo les doy miedo. Vamos, no les haré hacer algo que no quieran... ¿o si?

Cuando estoy apunto de dar mi primer mordisco a mi comida me llega un olor... peculiar, a rosas salidas del campo y pasto recién cortado... estamos en la escuela... ¿de donde sale eso?

Sigo el olor hasta dar con una persona, más bien una chica.

Es bajita, puedo jurar que no me llega a los hombros. Su cabello es color negro carbón, nunca había visto un negro tan intenso. Su piel es clara pero con un toque bronceado, se ve tan suave... me encuentro con un cuerpo perfecto, se que hace ejercicio. Y mi vista comienza a ir hacia arriba, hacia su cara.

Me quedo sin respiración.

Unos labios rosados y con forma, además de gruesos. Su mandíbula no es tan marcada, dandole a sus mejillas más volumen, su nariz es pequeña y recta, con varias pecas ahí. Sus ojos con de un color verde precioso, me recuerda a los jades. Y veo que es una chica metida en sus libros, ya que lleva la nariz metida en uno. Una empollona de los libros... hermosa.

Siento la necesidad de tenerla al lado mío.

Sin embargo, recurro a mis poderes para hacer que se siente al lado mío y conocerla... me quedo sin respiración es ella... a quien he estado buscando en toda mi vida. Aquí esta.

Acércate

Digo en orden pero no se mueve, sigue metida en su libro. ¿Qué demonios...?

Acércate

Vuelvo a decir, concentrándome aún más pero no pasa nada. Mi especie debería poder ejercer sus poderes en todos... sin excepción.  

Oh, oh.

Esto será interesante.


Antes de que crean que es una copia de Edward Cullen pues no, no lo es.
Por favor lean primero la historia antes de decir que es una copia por que en el momento en que avanza la historia de darán cuenta que no es así.
Tengo errores de ortografía, perdonen.
Escribo por gusto y si no te gusta la historia por favor, no comentes cosas negativas ni de mal agrado.
No soy la mejor y recuerdo, lo hago por gusto.💖

Si sigues leyendo la historia me encantaría que le dieras un voto, me ayudaría muchísimo.💞
En fin, si le decides dar una oportunidad a esta historia te lo agradezco muchísimo.

-Nat.

Maldita Fantasía (DISPONIBLE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora