Coloco un poco de gloss a mis labios y le sonrío a mi reflejo.
Llevaba un vestido azul largo con un escote modo “V”, tenía los tacones color negro, mis labios color rosa un poco pálido, una cartera azul que adorna con un accesorio.
Suspiro.
Me sentía nerviosa, tenía un nudo en el estómago y las ganas de chillar aparecían, me sentía como una adolecente en su primera cita.
Erika aplaude al verme.
—¡Wow! –exclama y sonrío.
Ella se acerca a mí y abraza mis piernas, despeino un poco su cabello, ella me sonríe.
—Estás muy linda para papi—susurra, pongo los ojo en blanco.
—¿Para quién? –me atrevo a pregunta, ella suelta una risita y niega con la cabeza.
Riendo se va de allí.
Respiro y veo la hora, eran las 7 y 40, en minutos Niall llegaría con la niñera.
Me voy en busca de mi pequeña niña a la cual encuentro bailando “Wings” de Little mix, lo puso desde la radio.
Esta niña me sorprende, ella nota mi presencia y automáticamente se sonroja.
—Erika ¿Te portaras bien? —le cuestiono y ella asiente.
—Si mami, te lo prometo portarme bien—le sonrío entre dientes.
El timbre suena.
Los nervios se hicieron más intensos, mis manos empezaron a sudar, suspire y sonreí tontamente.
Me acerco a la puerta y me encuentro con 5 chicas.
—Hola—dicen y las miro confundida.
— ¿Hola? —susurro, ellas entrecierran sus ojos.
—Tú eres ¿Amber? —asiento—Oh, es la casa ¡Rose! —Llama a una castaña.
Ahí aparece una chica de 18 años aproximadamente.
—Gracias chicas, pueden irse—les dedica una sonrisa y sus amigas se despiden de ella.
Le arqueo una ceja.
—¿Tu eres…? –cuestiono y ella sonríe.
Antes que hable aparece Niall con su traje negro, su cabello rubio levantado y llevaba sus llaves en mano.
Le mire con los ojos abiertos, era jodidamente sexy.
—Hola Ambs.-saluda nervioso, besa mi mejilla, mira a la chica— Ella es Rose la niñera.
Rose sonríe.
(…)
—Adelante—dice abriendo la puerta de su auto, le sonrío.
—Gracias—murmuro viendo la gran casa donde se hacia la fiesta.
Era una enorme mansión de dos pisos. Me sentí acomplejada.
Niall agarro mi mano y entrelazo nuestros dedos. Un cosquilleo se apodero en mí ser.
— ¿Vamos?
—Vamos—respondo.
Dejar a Erika fue algo duro, no soy de dejarla con niñeras.
Pero Rose me transmitía seguridad, además Niall la consiguió.
No pasara nada malo ¿No?
Caminamos de la mano hasta entrar a la fiesta.
Había miles de personas desconocidas bailando, bebiendo y charlando.
