Capítulo 18

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Era ya la noche del día siguiente y decidí salir a caminar un rato por la playa, Ethan se ofreció a acompañarme.

Estuvimos hablando de tonterías y riéndonos de cualquier cosa. Esa era una de las cosas que más me gustaban de él, no teníamos que pretender nada cuando estábamos juntos.

Pensé en la conversación de ayer antes de irnos a dormir. No podemos dejar que nuestros padres se entrometan en lo que queremos. No había nadie en la playa, pero sería un avance. Lo tomé de la mano y al principio Ethan me vio fijamente a los ojos como confundido. Al instante lo solté, a lo mejor había cambiado de opinión, pero un segundo después tomo mi mano, se la llevo a los labios y me sonrió. Le devolví la sonrisa.

Un momento después, Ethan se inclinaba hacia mí para besarme. Pero estaba en un humor de jugar un rato, así que me escabullí rápidamente y me eché a correr. Él se sorprendió y me comenzó a perseguir al instante. He de admitir que soy muy rápida y no planeaba dejar que me atrapara, sin embargo ya estaba muy cerca y la risa me hacia ir un poco más lento.

-¡Ya casi! –gritó.

Traté de esforzar un poco más mis piernas, aunque no sirvió de nada porque justo unos segundos después me atrapó haciéndome volar por los aires. Caí encima de él y vi la oportunidad perfecta para escapar, pero se dio cuenta y me tumbó debajo de él en la arena.

-Te tengo –susurró muy cerca de mi rostro.

Y justo cuando pensé que me besaría, se levantó y me cargó sobre su hombro.

-Ya que te gusta tanto jugar y dejarme con las ganas, me vengare. Estaba pensando que un poco de agua fría le haría bien a tu ánimo –dijo triunfante.

-¡¿Qué?! –exclamé- ¡No, bájame! ¡Ethan, bájame!

Pataleaba al mismo tiempo que me reía a más no poder. Sus brazos eran demasiado fuertes y yo no tenía ninguna oportunidad de zafarme de ellos, así que opte por otra opción.

-Por favor, me arrepiento. No lo volveré a hacer. Te lo prometo. No me lleves al agua, te lo suplico.

-En este momento no me interesan tus suplicas porque esto es algo que voy a disfrutar.

-¡Por favor! –le dije.

Cada vez nos acercábamos más, no podía hacer nada. El agua estaría muy fría. Ya me estaba empezando a mentalizar, pero no sin antes… Le mordí la espalda y este soltó un grito.

-¿Sabes que es lo peor? –preguntó- Que estaba considerando no hacerlo, pero ya se que no cambiaré de opinión.

-Al menos hice que valga la pena.

-¿Ah, si?

-Si –dije firme.

Me tiró en el agua y para mi sorpresa no estaba tan fría como creía que estaría. Cuando salí a la superficie, Ethan estaba ahí mirándome mientras se carcajeaba. Yo me hice la enojada y busqué mi camino a la orilla.

-Oh, vamos. Eres malísima mintiendo. Ambos sabemos que no estas enojada. –susurró en mi oído mientras me tomaba por la cintura.

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