Capítulo 3

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Trataba de olvidar todo lo sucedido hacía dos semanas. Ese día en el campo de beisbol cuando Josh me dijo que no había significado nada para él cuando aquello había significado mucho para mí. El único que lo sabía era Michael y me apoyaba en todo completamente sin sacar que realmente quería acabar con Josh y conociendo a Michael lo haría. Es de esas personas que cuando alguien me lastima está dispuesto  hacer lo que sea con tal de que yo esté bien. Eso es algo que realmente aprecio de él. No le había dicho a los demás porque sentía vergüenza y prefería que todo este asunto terminar de una vez por todas. Lo bueno es que tampoco había visto a Josh desde ese día, lo malo es que aun así no podía sacarlo de mi mente. Era algo confuso, ¿cómo podía sentirme así por alguien que apenas conocía? Me atraía demasiado y me frustraba el no poder hacer nada, aunque a la vez lo odiaba.

DOS MESES DESPUÉS

Todo iba de maravilla. Mi vida había dejado de ser una rutina y estaba feliz con ello. Mi familia y amigos son lo mejor que tengo en la vida. No había salido con nadie porque decidí enfocarme en la universidad y realmente tampoco quería nada con nadie; a pesar de que mi situación con Blake había llegado a ser la misma, pero sabíamos manejar el asunto. Siempre nos gustaremos, solo que no pasara nada porque ya sabemos cómo podría acabar y preferimos retenernos. La verdad, como amigos somos muy felices.

Estaba en la biblioteca estudiando sola, ya que hacía unos treinta minutos se había ido Blake a su clase. Después de memorizar y en realidad entender lo que me decían los libros de texto decidí cerrarlos y ponerlos en su lugar. No había casi nadie en ese lado de la biblioteca, así me gustaba más. Me adentré por un pasillo y encontré un ejemplar de Anna Karenina, Tolstoi. Me emocioné y comencé a hojearlo, hasta llegar al punto de sentarme en el piso y pasar allí un buen rato leyéndolo. Disfrutaba mucho de la soledad y un buen libro de Tolstoi en mis manos.

Cuando me di cuenta ya habían pasado horas, me levanté del suelo y cuando fui a dejar el libro en su lugar, por el hoyo que había dejado donde estaba el libro me encontré cara a cara con Josh.

No supe que decir. Solo me quede ahí. Sin decir nada, al igual que él. Después de unos segundos, él esbozó una ligera sonrisa y recordé todo. Puse el libro bruscamente en su lugar cerrando aquel pequeño espacio y comencé a caminar por el pasillo con paso decidido. No quería verlo.
Sentí unos pasos detrás de mí y supe que era Josh siguiéndome. No sabía que quería después de todo este tiempo.

-¿Por qué estás siguiéndome? –dije cuando me hube volteado a verlo.

No sabía que quería.

Me mantuve firme frente a él.

-¿Por qué tan agresiva?

Esa simple pregunta me hizo estallar. Creo que si seguía ahí lo golpearía, por eso decidí mejor alejarme y dejar las cosas tal y como estaban. Ya yo estaba bien. ¿Por qué tenía que volver a molestar?

Josh me siguió a lo largo del pasillo. Lo quería perder de vista, pero no lo lograba, era rápido. Me metí por un pasillo cuyos estantes eran los más vastos y cuando miré hacia atrás ya nadie me seguía. Saboreé la victoria. Había por fin entendido que me dejará en paz. Solo yo conocía tan bien esta biblioteca. Por este lado nunca había nadie y siempre estaban los mejores libros, los clásicos. No entendía el por qué nadie se molestaba en tan siquiera leer estas maravillas.

Justo cuando estaba a punto de tomar un libro que estaba en frente de mí, alguien me tomó por la muñeca y me volteo bruscamente.

-Te encontré –susurró Josh en mi oído.

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