Dieciocho.

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Bajo el vidrio con una sonrisa inocente, el ceño fruncido de mamá indica que está enojada. Me mira con ojos llameantes, pero rápidamente desvía la mirada hacia la persona que está a mi lado. Sí, hacia Louis.

—Buenas noches.

—Buenas noches, señora Sanders—saluda Louis—. Su hija estaba en mi casa junto a unos amigos, realizamos un trabajo para castellano, vimos que ya era tarde y me ofrecí a traerla.

Y después dice que la mentirosa soy yo. Me sorprende la facilidad con la que mintió, parece tener mucha práctica en ello.

—Ya veo... uhm...

—Louis Baker, señora.

—Louis... ¿te gustaría quedarte a cenar?

Esperen, ¡¿qué?!

—Yo... no quiero incomodarlos.

—Al contrario, nos harás muy felices.

—De acuerdo, estacionaré bien el auto.

Abro la puerta y me bajo del automóvil, siento la mirada suspicaz de mi madre en mí, trato de ignorarla pero es demasiado fuerte. Me coloco a un lado de ella observando como Louis moviliza el volante para acomodar el auto en frente de mi casa.

—Luego hablaremos, Liv.

—Sí, madre.

No solo su mirada me dice que está molesta, su voz también, se encuentra gruesa por la seriedad. No puedo imaginarme como actuará papá cuando vea a Louis. Él baja del auto después de apagarlo, se acerca a nosotras con bastante seguridad, le extiende una de sus manos a mi mamá para estrecharla.

—Es un placer conocerla.

—Lo mismo digo—le da esa sonrisa falsa que tanto detesto—. Entremos, ya la cena está lista.

Y eso hacemos, nos aproximamos a la entrada de mi casa. Cuando pasamos el marco de la puerta ese olor tan delicioso que sale de la cocina me confirma que mi padre ha cocinado esta vez, algo que agradezco. Mi madre tiene una pésima sazón en la cocina, sus comidas no saben nada bien y siempre termino con una mala digestión al comer un platillo de ella. Su dieta consiste en alimentos a base soja, según ella no altera mi condición y esas cosas.

En lo personal, pienso que mi madre está loca, cree que si yo me alimento bien o no me deje salir de casa ayuda que mi condición se revierta y eso no pasará. Tengo que vivir con ello, si no lo acepta pues la que se está destruyendo por dentro es ella, no yo. Me siento feliz a pesar de tener este trastorno, doy gracias a Dios que fue algo con lo que puedo vivir como una persona normal, otros no lo pueden hacer con las diferentes enfermedades que existe hoy en día.

—Liv, ¿qué son está horas de llegar?—Papá entra a la sala con el ceño fruncido. Al ver a Louis a mi lado el ceño se profundiza—. Buenas noches.

—Buenas noches, señor Sanders—Louis extiende su mano tal como lo hizo con mi madre, mi padre la toma estrechándola—. Mi nombre es Louis Baker, un amigo de Livana.

—Eres el chico de la foto.

—¿Qué foto?

Ay, mierda, todo está empeorando.

—Emm me ofrecí a ser el modelo de Livana en una de sus fotografías.

—Si... yo... necesitaba a alguien para uno de los proyectos del curso.

—Ya veo.

Sí, algo que tienen en común mi madre y mi padre es decir esas dos malditas palabras.

Como un algodón de azúcar | Los Intocables #5Where stories live. Discover now