Capitulo 33

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Después de que Tom se fuera, Celine se quedó a solas en su antigua habitación. Las irregulares líneas en el techo, lucían tan interesantes ahora que las observaba a detalle. Pasó la vista con lentitud y sonrío al ver un poster de sus días de preparatoria. Se trataba del grupo Westlife. Cinco rostros le sonreían, y parecían mirarla fijamente con picardía.

Seguramente era por la sonrisa que tenía en los labios.

Thomas Lynch, era el villano. La contraparte ácida y poco benevolente. El hombre de rostro amable pero de intenciones desalmadas, todo sarcasmo y prejuicios. Y sin embargo, todo aquello que conocía de él, o creía conocer, desde ese momento sólo era humo. Ya no era el arrogante, ni elitista sujeto que solo se rodeaba de lo mejor. No tenía tampoco esa sonrisa de suficiencia, ni ese andar altivo. De su boca no brotaban insultos ni inteligentes frases colmadas de sarcasmo, ahora sólo tenía besos ardientes y posesivos para dar.

Celine se dio la vuelta en la cama impaciente. Y sonrió al recordar el beso de en la tarde y su confesión con Erin.

—¿Entonces tú le pediste que te besara? —Preguntó Erin con una sonrisa tan típica de Deena, después de que Celine le contará lo sucedido.

—Si, Erin. —Contestó por quinta vez la castaña, mientras clavaba la vista en el poster de Westlife. Después captó la sonrisa cómplice de Brian McFadden, y prefirió mirarse las manos.

—Bueno, ¿piensas repetir?

—Es probable.


¿Cosas de ese tipo hacia ella tiempo atrás con Tom? Era más que obvio. Iban a ser padres después de todo. Y para ser completamente sincera, le hubiese gustado escuchar "Te quiero" de los labios del rubio, ¡Dios!, estaba al punto de la fiebre. Era inevitable, lo necesitaba y se apostaba un par de dedos a que él también.

Se enamoraron en un club... ¿Se habrían besado?  Algo le decía que no, pero al recordar las palabras de Erin de cómo bailaron esa noche, tuvo la certeza de que fue ahí cuando sintió el flechazo.

Era todo tan extraño, y cada vez que recordaba el rostro del rubio, este parecía estar bajo luces de colores. Su tez pasaba del violeta al verde, del rojo al amarillo. Abrazó la almohada, mientras que el calorcillo en el rostro, poco a poco aminoraba.

Pronto se vio sumida en un mundo de sombras, al que ahora le temía tanto, sólo para encontrarse con Tom a la entrada de un bosque azul.

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Tom no se lo podía creer, simplemente lo que había pasado era fantástico, estupendo...
Estaba feliz, porque después de tanto tiempo, volvía a estar junto a ella. Quizás no de la manera en la que imaginaba, pero al fin y al cabo, era una oportunidad. Una luz al final del oscuro túnel, por así decirlo.

En su mente tenía la meta de conquistarla, de demostrarle exactamente lo sucedido entre ellos tiempo atrás. Era un obstáculo más, que sortearía con perseverancia y esta vez no habría ningún Greg Ashford que pudiera arruinar su felicidad.

Hubiese dado todo por en esos precisos momentos estar acostado junto a ella, solo estar ahí, escuchando su respiración, sabiendo que a la mañana siguiente despertaría junto a ella y podría ver sus hermosos ojos.

Pero no, así de injusto seguía siendo el destino, y se revolvió en la cama enojado, entonces volvió a experimentar ese cosquilleo en los labios después de besarla. A pesar de no recordar nada, ella le pidió que la besara.

Y eso solo podía tomarlo como la señal de algo nuevo.

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Amor en manos enemigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora