Amor en manos enemigas.

Capitulo 16

Erin estaba asustada, completamente asustada. Sus ojos lucían saltones, y estaba pálida.

—Ni siquiera me imagino la cara de Dave al contarle. —Se tapó el rostro con ambas manos.

Apenas estaban avanzando de manera estable en la relación, como para que de golpe, cayera la noticia del embarazo.

—Espera un poco, a que estés más tranquila. —Celine le dio unas palmaditas en la espalda.

—Todo lo que como me hace vomitar. —Se quitó las manos del rostro y la miró un momento— va a ser muy difícil que actúe tranquila.

—Tampoco es como que vas a decirle con esa cara de angustia que esperan un bebé. Tú siempre hablas de sutilezas, esta es una situación que requiere de tu tacto.

—Espero que cuando estés embarazada y te sientas como trapo, digas lo mismo.

—Bueno, pero —la rodeó con un brazo—, tú estarás ahí para decirme que estaré bien. ¿No estás feliz?

Erin se quedó en silencio por unos momentos.  Estaba más preocupada en pensar en la reacción de Dave, que en lo que ella sentía. Pero ahora que lo pensaba detenidamente... Si, estaba feliz.

—Estoy feliz, aunque mi apariencia te engañe. —Miró su reflejo en el espejo, y compuso una sonrisa a pesar de que lucía tan demacrada.

—¿Qué crees que digan tus papás?

—Es lo que menos me preocupa. Lo que si me preocupa es que tendré que volver al trabajo el lunes, sintiéndome así.

—Mañana deberías ir a un doctor para ver cómo está tu embarazo. ¿Cuánto crees que tengas de gestación?

—No lo sé... un mes a lo máximo. —Erin trataba de hacerse una idea. Sólo tenía como dos semanas de retraso.

—¿Quieres quedarte esta noche?

—No sé si se buena idea aceptar tu propuesta indecorosa dado que tengo un panquecito en el horno  —la pelirroja la miró un momento extrañada pero después soltó un risita—. Hagamos, pijamada. Espero que tengas Sweet Home Alabama —advirtió Erin más animada—, mamá no me ha dejado verla.

—Tengo una idea de porque. 

—Calla y haz lo que te digo. Soy una máquina de vómito, y soy muy peligrosa, que no se te olvide.

Celine levantó ambas manos en señal de paz.

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Después de todo el ajetreo de la prueba de embarazo, de comer helado y de pensar en nombres para el bebé de Erin y Dave, la pelirroja fue la primera en quedarse dormida.  Celine se quedó perdida en sus pensamientos, mientras los créditos de la película aparecían en la pantalla. Apagó el televisor y se levantó de la cama. Se asomó a la ventana y no pudo pensar más que en el rubio.

Con Tom tenía la sensación de haber armado un rompecabezas y al final, unas cuantas piezas faltaban. Podía ver la imagen, pero no podía apreciarla en su totalidad. Había tantas cosas que descubrir todavía.

Pensó en la ex del rubio y sintió como su estomago se estremecía bruscamente. Celos, era eso.

Fue hasta donde estaba su celular en la sala, pero al revisarlo no tenía ninguna llamada perdida. Encendió la computadora, maldiciendo mentalmente lo lenta que estaba, y cuando por fin entró a su correo, sintió que no podía exigir respuestas, pero para su mala suerte, ella era un libro abierto para Tom y la situación no era reciproca.

Hola
Para: Thomas  Lynch  (t.lynch@lc-associates.com) 28/05/2012
De: Celine Byrne (Byrne.Celine@hotmail.com)