Capítulo 4: "Hora de irse"

5.1K 214 57
                                    

Nota:

Bueno, ésta vez trate de hacerlo un poco más largo, y creo que lo consegui.

Tengo una idea, lectoras. Hagamos preguntas. Quiero conocerlas un poco mejor, asi que pondre una pregunta en cada capitulo, ok? Espero que me respondan.

Pregunta: ¿cuántos años tienen? Yo tengo 16, pero tengo la mentalidad de una chica de 13. Jajaja.

Pd: si alguien quiere hacerme una pregunta, pues pregunten.

-Tienes que matarme-ordené con desesperación a Ross, quién se encontraba con lágrimas en los ojos, y una notable expresión de dolor. Al escuchar mis palabras, negó frenéticamente con la cabeza. Era un testarudo.

-No, no lo haré. Jamás, nunca. Tiene que haber otra forma, no te dejaré morir.-sollozó, los demás me miraron con pena y lástima, aunque podía notar que sus ojos brillaban por las lágrimas acumuladas en ellos.

-No hay otra manera. Se acabó, para mi. Debes seguir, debes continuar con tu vida. Házlo por mi, por favor-supliqué sintiendo mi frente arder por la fiebre, si no se apuraba, me convertiría, y prefería morir antes de que eso pasase.

-¡No te mataré! ¿Acaso no lo entiendes?-me gritó, algo que le costó un poco, por el creciente llanto.

-¡Ya no queda tiempo!-exclamé molesta por su testarudez.

-No podemos hacerlo, Nati. No seríamos capaces-intervino Max mientras su voz temblaba un poco. Un momento, ¿Max triste? Wow eso es nuevo, pues en las demás peligrosas situaciones en las que estuvimos involucrados, nunca su voz se quebró. Enserio me apreciaba.

-Entonces, por lo menos, vayanse, para no hacerles daño.-asintieron lentamente, mientras unas rebeldes lágrimas se escapaban de sus ojos. Ross sacó unas sogas de sus bolsillos, provocando que me confundiera. ¿Para que las necesitaba?-¿Que vas a hacer con eso?-pregunté en voz baja, al sentir un fuerte mareo. Tenían que darse prisa,

-Voy a atarte. No malpienses-agregó rápidamente y sonrojandose un poco.-para que no salgas de aquí. Volveremos por ti, con la cura-prometió. Asentí con lentitud y me recosté en la cama, y el mareo comenzó a disminuir un poco. Él tomó con manos temblorosas mi brazo izquierdo, en el cúal tenía el pequeño pero mortal rasguño. El mareo comenzó a aumentar considerablemente, lo que me advertía que me quedaba poco tiempo. En unos minutos, terminó de atarme, y me miró mientras unas pequeñas lágrimas se deslizaban por sus mejillas sonrojadas.

-No llores. Ahora, tienen que irse, no me queda tiempo, y no sé si estás sogas podrán aguantar mucho. Los quiero, cuidense, lleguen a Alaska, les queda poco camino por recorrer. En menos de lo que se esperen, ya estarán ahí-aseguré en un sollozo.

-Nosotros también te queremos. Nos hicimos amigas rápidamente, mejores amigas-comenzó Alice con tristeza-me salvaste de la muerte muchas veces, y yo nunca pude devolverte el favor. Me ayudaste a sobrevivir, a mejorar mis técnicas de ataque, a endurecer mi carácter. Y te estoy profundamente agradecida por ello.-finalizó esbozando una mueca de dolor y tristeza al verme en ese estado.

-Pues yo digo lo mismo que Alice. Te necesitaremos enserio. Llegaremos a Alaska y volveremos con la cura para ti.-prometió Theo con seguridad pero con voz quebrada. De pronto, Max comenzó a sollozar ahogadamente. Joder, ¡Jamás lo había visto así, llorando!

-Hostias putas, soy un llorica-comentó haciendome sonreír ligeramente.-te extrañaré. No digas nada-advirtió a Carmichael quién había abierto la boca- joder, nunca le había dicho esto a nadie pero... te quiero. Listo, ya lo dije. Soy un cursi romanticón-se quejó cruzandose de brazos. Ross lo fulminó con la mirada y luego me dijo:

The Walking Dead (Ross Lynch)Where stories live. Discover now