Epílogo

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Es increíble cómo pasa el tiempo de rápido. William y yo somos prácticamente inseparables. Aún no somos novios oficialmente, sin embargo todos tienen claro que entre nosotros dos hay algo mucho más fuerte que una amistad. Y me gusta.

No voy a mentir diciendo que me sentía cómoda al principio.  William no había tenido esa amabilidad conmigo nunca y era extraño. A veces me ponía a llorar de la tristeza que sentía, porque después de como había actuado William ahí estaba yo como si no hubiera pasado alguna vez y llegué a pensar que no me valoraba.

Lo cual me di cuenta después que no era cierto, William me quería bastante. En mi mente no se cruzó el querer hablarle jamás, ya había sido suficiente y no podía desperdiciar esa oportunidad que me estaban brindando. Muchas chicas empezaron a crear rumores sobre mí: como que era una regalada o que estaba por William por popularidad, lo cual es estúpido porque William no es el dios griego alabado hasta la chica lesbiana. Es un muchacho común y corriente bastante social y extrovertido.

Ya había pasado un mes desde que la secundaria terminó pero nos seguíamos viendo constantemente unos con los otros. Lucy duraba la mayor parte del día en mi casa, Alan venía cada vez que le dijéramos y pues William era William, su mamá lo traía cuatro veces por semana y eso era mucho más que suficiente.

—¡Caroline!

William abrió la puerta de mi habitación de un golpe tan fuerte que está chocó con la pared haciendo un ruido bastante molesto y al que mi mamá enseguida gritó desde el piso de abajo que fuéramos más delicados. Yo solo solté un suspiro y me quité el portátil de las piernas para dejarlo a mi lado derecho y sentarme de piernas cruzadas en el borde de la cama.

  —¿Adivina qué? ¡Adivinaaaaa! —gritaba de moviéndose de un lado a otro por toda la pieza agitando un papel que de tanto ser sostenido estaba arrugado—. ¡Me aceptaron en la universidad! En las que nos postulamos juntos.

William quería estudiar Ingeniería de Sistemas. Solo se postuló en dos universidades y una de esas fue en la misma mía solo porque "no quería estar lejos de mí tanto tiempo". Admito que cunado escuché eso morí como tres veces y reviví, dejando a William un poco confundido y creyendo que había hecho mal. Yo iba a estudiar artes plásticas, ha me habían admitido una semana antes de graduarme y estaba feliz, y con la noticia de que William iba a estar ahí aún más. Lo único que hice fue levantarme torpemente y darle un enorme abrazo rodeando mis brazos en su cuello mientras el colocaba los suyos en mi cintura y me apretaba fuerte. Sus abrazos eran una sensación demasiado bonita y me sentía como en las nubes. Me separó un poco y me sonrió con una alegría digna de sentir, luego me besó. Fue un beso bastante sencillo pero lleno de emoción.

—William qué gran noticia, eso significa que nos iremos juntos, no puedo esperar a que empiece la universidad. Tendré a Lucy cerca y Alan podrá viajar todos los fines de semana a vernos. ¡Va a ser fabuloso!


***


—¿Tienes todo, Caro? 

Mi mamá se había recostado en el umbral de la puerta de brazos cruzados mientras veía como me sentaba en mi maleta para poder cerrarla sin dificultad. Al ver mi cara de esfuerzo deció veir a ayudarme y se sentó encima de la maleta también.

—Estoy nerviosa, mamá. Me siento feliz porque voy a ir a la universidad y porque voy a estar lejos de las personas de destesté en el colegio pero es una ciudad nueva. ¿Y si me pierdo? Es más sé que lo voy pero ¿y si no llego a encontrar donde vivo y termino durmiendo debajo de un puente y una familia de vaganbudos me adopta y me vuelvo la hija numero 20? 

Mamá rió de manera dulce y armoniosa y posó un brazo sobre mi hombro y me atrajo a ella.

—Eso no pasará, mi amor. Tú eres una chica fuerte y sabes cuidarte por ti misma, no debes termerle a cosas que no valen la pena. Ten miedo cuando pierdas una materia porque te espera una correa y una chancleta acá en casa. —La miré con los ojos bien abiertos y aterrorizada, rió más fuerte y me atrapó con sus flacos brazos. Deje toda la tensión de que tenía acumulada e intenté recibir ese abrazo con las mejores energías—. Vamos, abajo te está esperando William, el autobús llega en diez minutos.

Mi mamá bajó la maleta de mi cama y se la llevó para que yo terminara de ajustar algunas cosas en la habitación. Metí todos los maquillajes que estaban en el tocador en mi mochila y algunos pósters pequeños que cabían ahí. Arranqué los más grandes de la pared y los enrollé para llevarlos en la mano. Me vi en el espejo: por un momento dudé de si esa chica que se reflejaba ante él era yo. Me sentía diferente: feliz, bonita, presentía que mi suerte ya no iba a ser la de antes. No solo en esta habitación, sino en todos los lugares donde mi mala suerte había estado presente iba a quedarse atrás y una Caroline con buena suerte salía por esa puerta a partir de ahora y la verdad, no esperaba la hora en que eso pasara.

Salí de ahí y bajé para ver a William sentado en el sofá jugando con su celular, cuando sintió mi presencia alzó su mirada y me sonrió. Puede notar que sentía lo mismo que yo y eso me hacía aún más feliz de lo que ya estaba. 

Aún al pie de la escalera sentí el claxón a través de la ventana y me di cuenta de que era la hora de partir, ir por experiencias nuevas y con las personas que más quería. William se levantó del sofá y cogió su maleta y la mía, se acercó para darme un tierno beso en los labios e ir directamente al bus que nos esperaba afuera. Miré a mi mamá y corrí a abrazarla. No lloré y ella tampoco, sabía que nos íbamos a ver cada quince días porque todos sabemos que de mi madre no es fácil deshacerse. Me retiré y corrí hasta la puerta, ya William había guardado las maletas y había cogido puesto al lado de la ventana, por lo que procedí a subirme al autobús.

Y me di cuenta de algo, mi suerte siempre iba a ser la misma, por más pactos que hiciera con el diablo, mi suerte no iba a cambiar nunca: cuando pisé el segundo escalón del autobús este arrancó y salí volando hacía adelante, estrellándome con la ventana y mi celular cayéndose a la calle donde un camión lo hizo mierda.


Fin.

  

Chica TorpeWhere stories live. Discover now