¿Cómo Pude Llegar Hasta Acá?

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 Todos nos hemos preguntado de dónde viene nuestro motor personal, de dónde vienen nuestros recuerdos y nuestros temores, o incluso nuestras marcas de nacimiento; todos se preguntan hacia dónde vamos y desde dónde venimos. Pues todas esas interrogantes nos llevan a un solo lugar: el plano astral. Yo he estado ahí, sé qué es lo que les ocurre a nuestras almas y sé cómo es el proceso de cambio de cuerpo; o como me gusta llamarlo, "el proceso de cambio de envase".

¿Pero cómo sé esto? Bueno, déjame contarte. Fui un alma común y corriente pasando por el cuerpo de un humano en el planeta Tierra, y pude ver el proceso completo de crecimiento personal. Vi cómo ese pequeño humano reaccionaba a los estímulos que recibía, cómo se desarrollaba, cómo crecía y aprendía habilidades nuevas. Pronto, ese chico comenzó a estudiar, a aprender lo que sus maestros le enseñaban, lo que sus amiguitos le mostraban, y lo que la familia y el resto del mundo puede enseñarte. Yo aprendía con él, y me sentía maravillado con lo que podía hacer esa especie.

El chico seguía aprendiendo, comenzaba a mostrar signos de inconformidad y apatía con su entorno, y entró en la adolescencia. Un vórtice oscuro lleno de inconformidad, miseria personal y sufrimiento. El chico ya no quería seguir aprendiendo, se esforzaba por faltar a clases, inventar enfermedades, alejarse de sus creencias que su limitada religión le imponía y hacer que el mundo viera que su estrecha y sesgada visión era la correcta. Pronto pude darme cuenta de que él no cambiaría en el corto plazo, y por desgracia no me equivocaba en ninguna de mis hipótesis. Mi envase conoció de a poco los deseos carnales, las drogas, el alcohol y otras formas de autodestrucción. Cada vez que él las probaba me hacía un poco más de daño, hasta que simplemente no aguanté más y quise darle una lección a este chico. Decidí salir de su cuerpo por unos minutos, y el muy imbécil lo atribuyó a una crisis producto de sus excesos.

Una vez que todo eso pasó trató de rectificarse, siguió aprendiendo cosas, enfocándose en su carrera, sacó su título universitario y comenzó a trabajar. Desde ahí, su esencia y su vitalidad comenzaron a marchitarse como una flor mal cuidada, cada día que pasaba le costaba más pararse de la cama para poder realizar su vida. Pasé 45 años encadenado a una rutina infructífera, llena de frustraciones y decepciones. 

Mi envase formó una familia, consiguió un hábitat nuevo, y comenzó a envejecer físicamente, yo no podía soportar su falta de vitalidad y pasión para hacer las cosas, así que traté de cambiarlo. En el proceso me di cuenta de que era algo completamente inútil, por lo que no me quedó más remedio a esperar la muerte de mi envase, para ver qué podía pasar. Un día de junio, en el anochecer de su vida, mi envase cayó enfermo, producto de la vejez, y en su lecho de muerte pronunció unas palabras que me dejaron atónito: "Desearía haber podido alimentar mejor a mi alma, ahora yo perezco, y no dejo nada que me haga trascender a un mundo superior". Unas horas después, él falleció, lo único que vi fue un destello y un túnel colorido muy parecido a un caleidoscopio, después de ver eso caí presa del sueño.
Recuerdo que desperté y comencé a mirar a mi alrededor, estaba en un lugar que no podía reconocer, en una larguísima fila llena de espectros como yo, y avanzaba tan lento que no sabía si saldría algún día de allí. Conté 49 días terrestres desde que llegué hasta que alcancé el principio de la fila. Me pusieron en una especie de máquina aparatosa y extraña, y sacaron todo lo que tenía dentro de mi memoria. Me dejaron vacío, o eso es lo que pensaron los demás.

Me enviaron nuevamente a la Tierra, a repetir el proceso; y todo terminó igual que la vez anterior, con el destello y el túnel de caleidoscopio.

Ahora que he despertado, estoy de nuevo en donde todo empezó, en el reino astral. Todo me parece familiar, los ambientes nubosos, el cielo repleto de estrellas de todos los colores habidos y por haber, la energía yendo y viniendo, las almas novatas desorientadas sin rumbo, y las almas más viejas rondando por allí, reuniéndose en grupo. Yo sigo recorriendo estos lares, sin pensar en aparecerme por donde estaba la fila interminable de 49 días de duración. Esto es hermoso, hay miles de millones de mundos de donde vienen las almas, y todo esto es para acumular experiencia antes de nuestra ascensión a un reino aún más poderoso al cual tengo pensado acceder algún día.

Algo pudo dejarme esta vivencia: todas las religiones de la Tierra tienen razón y a la vez están equivocadas; nosotros, las almas, reencarnamos en distintos cuerpos, hasta que nuestra cantidad de usos llega a su máximo. Una vez que alcanzamos la experiencia suficiente, ascendemos a una especie de paraíso astral, donde nos quedamos hasta que la eternidad se acabe.

En cuanto a ti, protege a tu cuerpo astral, es lo único que quedará de ti el día en el que mueras, nada de lo que compres o tengas te acompañará el día en que dejes este mundo. Yo te esperaré del otro lado de la línea entre la vida y la muerte, o al menos eso intentaré. Seré tu guía en este hermoso lugar lleno de almas de todas las edades, total, me quedan alrededor de 2000 vidas más para poder ascender al paraíso astral; y jamás volver a reencarnar.  

Historias Para Un Día LluviosoWhere stories live. Discover now