CAPITULO 11: SENTIMIENTOS A LA LUZ

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Hicimos ese viaje en mayor silencio que el anterior, sin tanta tranquilidad y sin Bruno Mars. Me preocupaba por Natalie y ella permanecía notoriamente obstinada. Yo solo quería que ella se mantuviera a salvo, que nada le sucediera. Me preocupaba por ella, y no soportaría la idea de verla lastimada.

Me estacione frente a la entrada principal y al abrir la puerta del auto, la enfrente nuevamente.

— Natalie...

— ¡No! Vamos.

Corrí hacia dentro con aquella mujer obstinada, apretando su mandíbula y orando por ayuda. Natalie, con sus pasos igualmente rápidos, me siguió a la oficina donde un haz de luz brillaba por debajo de la puerta cerrada.

—Hola Carter—le dije al policía que patrullaba el predio escolar—¿Qué encontraste?

— ¿No lo viste? —pregunto el corpulento hombre afroamericano—¿cómo no pudiste no verlo? Esta todo de rojo brillante.

— ¿Que esta todo de rojo? — pregunte, sintiéndome estúpido, especialmente dado que me había atormentado con la actitud obstinada de Natalie.

—Ejem... —carraspeo Natalie desde atrás—Quizá quieras regresar al vestíbulo, Joe. O... quizás no.

Le lance una mirada iracunda y observe sus esfuerzos por contener una risa burlona. Sin palabras, me encamine con paso firme hacia el vestíbulo.

Lo vi, vi todo. De rojo, como salsa de tomate.

— ¡Fantástico! Esto es fantástico.

Natalie rio disimuladamente. Giré y le dije que no con el dedo delante de la cara de ella.

— ¡Basta! No es gracioso. Además, debemos atrapar al que hizo esto.

— ¿No te parece gracioso "El director Walker tiene una cara verde gelatinosa y toda besuqueada"?

—No si está escrito con un chillón lápiz labial en las ventanas del frente de la escuela—conteste con mis mejillas al rojo vivo.

—Bueno, no es para siempre y obviamente es una travesura. La policía esta aquí, y estoy segura de que atraparan a quien lo hizo...

—Yo he encontrado a quien lo hizo, con las manos en la masa rojo—dijo el policía, sonriendo entre dientes por el juego de palabras— Joe, regresa a la oficina. Me gustaría ver como manejas este asunto.

—Eso fue lo que dijiste cuando Thomas Singer robó los libros de matemáticas y rehusaba devolverlos porque no tenía sentido—dije, sacudiendo la cabeza—¿Querías que yo hiciera algo? ¿En vez de enseñarle al niño que los libros tenían sentido?

Carter levanto ambas manos, sonriendo irónicamente.

—Bueno, es mi libro, robo es robo.

—En mi libro, es un llamado de auxilio. Y esta noche es lo mismo— agregue mientras pasaba por el escritorio inmaculado de Selena hacia mi oficina. Luego me detuve sobresaltado al distinguir el pequeño cuerpo en mi silla— ¿Emma? ¿Emma Reynolds? ¿Qué estás haciendo aquí tan tarde?

Unos ojos color azul lanzaban destellos de furia. Un mentón apuntaba hacia delante, unos delgados brazos estaban cruzados sobre su pecho pequeño. Los labios sellados.

—La encontré en el baño de varones escribiendo su mensaje en los espejos—dijo Carter mientras me seguía— Ella me explico que tú eres un hipócrita y un mentiroso, y que te odia. Sus esfuerzos de esta noche están destinados a decirle a toda la escuela que eres una espuma pegajosa podrida; esas fueron sus palabras, no las mías.

No es coincidencia©Where stories live. Discover now