CAPITULO 10: EL DÍA MAS ABURRIDO

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El martes, después de trabajar. Recibí dos llamadas telefónicas. La primera fue de José. El esperaba cerrar la gran sesión el viernes y su bufete planeo un agasajo en su honor. El quería que lo acompañara como su pareja.

Por supuesto acepte ir. Esperaba una buena oportunidad para conocerlo, y celebrar algo que obviamente significaba tanto para él, me ofrecía la posibilidad de conocer al hombre por dentro.

Así lo esperaba.

Joe llamo un momento después. quería saber si había encontrado el salmo tan significativo y provechoso como lo era para él. Compartí con Joe de qué manera su estimulo me había permitido comprometerme en un andar más íntimo con Dios, lo cual, nos condujo, inevitablemente, a hablar de su trabajo en la escuela. Sin que me diera cuenta, habían pasado volando dos horas y media. Pelusa me había empezado a mirar malignamente y ladro su objeción por ser ignorada tanto tiempo.

En el último instante, mientras él se despedía, hizo una pausa.

— ¿Todavía estas ahí? —pregunte.

—Mm, mmm...

— ¿Qué pasa?

—Estaba pensando... El sábado tenemos un evento divertido para toda la escuela y me preguntaba si te gustaría venir. Durará todo el día y no podré irme antes de que termine, pero de lo que he oído de los últimos tres años en que se festejó el "Día más aburrido" y con todo lo que, planeado, me imagino que deberíamos pasar un buen momento. Quiero decir, no es nada elegante, por el contrario, ven en pantalones vaqueros y camiseta pues puede haber un poco de lio.

Había comenzado a conocerlo lo suficientemente bien como para sospechar que quizá me estaba proponiendo una cita, una verdadera cita. Mi corazón se aceleró y un conjunto de mariposas bailaron en mi interior.

— ¿Cuánto lío? —pregunte, tratando de mantener la tranquilidad.

—Tanto como si yo me zambullera en una bañera llena de espuma pegajosa. Es un lanzamiento de béisbol y las ganancias son para recaudar fondos para las misiones. Cuando alguien da en el blanco, el banco en el cual estoy sentando desaparece. Creo que ensuciar con espuma pegajosa al director es el objetivo de todo estudiante.

Reí tontamente con la reflexión.

— ¿Qué pasa con los adultos?

— ¡Eh! ¡Se supone que estarás de mi lado!

—Ah, seguro. Así será. De frente, con mi brazo lanzador preparado y en calor—dije e hice una pausa para causar efecto— ¿alguna vez te mencioné que en la escuela secundaria era la lanzadora principal en el equipo de softball femenino?

Silencio total.

—Noooo... —dijo lentamente— te olvidaste de mencionar eso cuando te denominaste la persona más torpe de Nueva York. De todas maneras, si vienes te perdonare por tirarme a la bañera.

—Parece que va a haber mucha diversión como para perdérsela.

—Te pasare a buscar el sábado a las ocho y media de la mañana.

Me queje.

— ¿Nunca te han dicho que los sábados en la mañana se duerme?

— ¿Por qué perder el tiempo?

Conteste con un largo y falso suspiro de sufrimiento.

—Está bien, solo porque lo pediste tan cortésmente, estaré lista.

—Entonces es una cita.

Contuve la respiración mientras escuché el clic de mi teléfono. ¿Se habrá dado cuenta Joe de lo que había dicho? ¿Y realmente que significaba? En el amplio contexto de cosas, para nosotros dos.

No es coincidencia©Where stories live. Discover now