CAPITULO 5: NO ES UNA CITA

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Me encogí de hombros, preguntándome por que Joseph continuaba negando que me conociera antes que le enviara el ramillete. ¿Era yo una desilusión tan grande?

Joseph realmente no lo era. Con sus ojos avellana, pelo negro y voz estruendosa, Joseph Walker era sumamente atractivo. Al igual que su torpeza al abrir la puerta, en especial después de los galanes con discursos impecables que había conocido.

Al entrar a mi auto escuche que decía: —De paso, llámame Joe.

—Joe. Joe Walker—dije en voz alta, probándolo, luego decidí que me agradaba. Parecía que le quedaba mejor, no era tan formal como Joseph.

El viaje al centro era corto y arribe rápidamente al restaurante "La rosa del amor". Minutos después, Joe se encontró conmigo y fuimos ubicados con mesa con vista. La luna brillaba en el claro cielo de invierno, su reflejo resplandecía débilmente en la superficie helada.

Tan pronto como el camarero se retiro con las ordenes de te frio, Joe me clavo sus transparentes ojos avellana.

—Bien, he tratado de deducir este asunto en el camino hacia aquí y no llegue a ninguna conclusión. ¿Qué tal si tú me cuentas tu parte de la historia desde el principio? Luego, yo te contare la mía.

Hice una mueca.

— ¿Quieres escuchar toda la historia?

La curiosidad se asomo por el rostro de Joe.

—Ahora que lo dices de esa forma, realmente quiero conocerla.

Para ganar tiempo, abrí la servilleta y la extendí sobre mi pantalón. Luego, levante el tenedor y frote sus dientes hacia arriba y hacia abajo sobre el borde de la mesa. Finalmente, después de observar la expresión interesada y franca de Joe, me deje llevar por mi impulso.

— ¿Qué puedo decir? Contrate una agencia de matrimonios y ellos me enviaron algunos nombres y el tuyo fue el ultimo.

—Ah. Pero, ¿no tienes que contratar sus servicios para que ellos envíen tu información?

Asentí con la cabeza.

—Yo nunca contrate una agencia matrimonial.

—Vamos, si yo puedo admitirlo, entonces tu también.

—Lo admitiría si lo hubiera hecho, pero no lo hice. No he tenido muchas citas últimamente. He estado demasiado ocupado.

—Creo que el trabajo te limita bastante.

—No importa. Es mi elección, por supuesto, y realmente me interesa, por eso le doy todo de mí.

Sonreí ante su sinceridad.

—Estoy impresionada. Siempre escuche que era el poder lo que impulsaba a aquellos que están en tu posición. Tú debes ser la excepción del Derecho Comercial.

Joe frunció el entrecejo.

— ¿Derecho Comercial? No soy abogado.

Ahora fui yo quien me fruncí.

— ¿No lo eres?

—No. Soy el nuevo director de la Academia de Cristo.

Golpetee con mis cortas uñas sobre la mesa, mientras ese dato daba vueltas en mi mente.

—Tú eres Joseph Walker, pero no eres abogado.

El asintió.

—Soy director de escuela. Tengo una maestría en educación.

No es coincidencia©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt