Capítulo 30: Un mensaje de texto.

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Capítulo dedicado a:

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Capítulo 30: Un mensaje de texto.

Cristián...

Los días que precedieron al desayuno que Helena y yo compartimos continuaron siendo realmente buenos. Pensé que ese día en particular se debía a que me había levantado del lado correcto de la cama, pero no; finalmente algo había cambiado en Helena para conmigo. Ella realmente estaba haciendo un esfuerzo para que nos lleváramos bien de nuevo y a pesar de que aún tenia sus momentos, todo comenzaba a marchar realmente bien.

Por otra parte, y al igual que ella, yo estaba haciendo un esfuerzo para no comenzar a ponerme muy intenso. Todo los días era una lucha interna demasiado dura para mi, siempre que la veía por las mañanas en mi cocina, debía contenerme para no correr hacia ella y abrazarla y decirle lo hermosa que había amanecido ese día.

En mi mente hacia eso cada mañana y también pasábamos la tarde abrazados, viendo películas y besándonos un montón, pero claro eso solo podía suceder en mente; porque había momentos en los que de verdad me convencía que Helena y yo solo podríamos llegar a ser buenos amigos y a pesar de todo, estaba bien con eso; prefería tenerla por siempre en mi vida de esa forma a no tenerla en absoluto y supongo que cuanta persona la conocía opinaba lo mismo acerca de ella.

Y es que cuando ella en verdad te da oportunidad de entrar en su vida, de realmente conocerla; te asombras de la cantidad de cosas que te estaba ocultando. Como su singular sentido del humor, o la manera en que puede llorar con gran sentimiento cuando le cuentas algo triste, o el darte cuenta que en verdad se desvive por mantener feliz a cada persona de su alrededor. Luego también descubres que tiene una manía por escuchar música todo el día, y que le gusta cantar con ella y que de hecho puede hacerlo y también baila mientras limpia. Además debatir con ella es toda una experiencia, tiene una gran pasión al defender sus creencias y es muy difícil que logres hacerla cambiar de opinión... Pero también, de repente, logras vislumbrar el otro lado de ella y te das cuenta que de que no logra ver la increíble persona que es... Te das cuenta que tiene un millón de inseguridades y es más frágil que una flor, pero al mismo tiempo es tan fuerte como el acero.

Y es así como hay momentos en que es imposible controlarme... Y es así también, que a cada momento posible que paso con ella, me enamoro un poco más.

-¿Qué es todo esto Cristián?-me pregunta saliendo de la casa con Emily en sus brazos, cuando escucha el alboroto que están haciendo los de la entrega. Y al igual que siempre que escucho mi nombre en sus labios, mi corazón late un poco más rápido.

-Esto-le respondo y me acerco a besar rápidamente la mejilla de Emily para luego tentar mi suerte y besar la de ella.-Es una sorpresa para ustedes dos.

-¿Para nosotras?-me pregunta con adorable confusión, mientras sus mejillas se tiñen de un ligero rosa.

-Sí-le respondo con emoción.-Pero antes de que sepas que es; tienes que elegir, ¿el patio o el porche?

-No lo sé-me responde con un gran sonrisa.-Como esperas que elija si no se de que se trata todo esto.

- Tú solo confiá en tu instinto Hels-le pido acercándome a ella.- No habrá error en lo que decidas, así que no tengas miedo.

-Ok, de acuerdo. En ese caso creo que elijo...El patio.

-Excelente elección-la alabo y la tomo por sus hombros.-Ahora vayan adentro y no se les ocurra espiar.

-Pero Cristián, ¿qué es todo esto?-me insiste riéndose, mientras la empujo hacia la casa.

-¿Confiás en mi Hels?-le pregunto en lugar de contestarle.

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