Sus palabras siempre me tenían presente. Su buen humor contagiaba al instante. Y yo era una niña, y los niños ven la verdad y lo que uno oculta. Yo te veía, no como los demás. Te veía fingir risas. Te veía mirando a la nada. Te veía tomando cervezas en la playa. Te veía, como nadie lo hacía. Nadie se atrevía a verte en los ojos, de verte verdaderamente. Nadie lo supo hacer.
Eras felíz. Y a la vez, no lo eras. Yo era una niña, y los niños lo saben todo.
Entiendes, querida? Las vidas de las personas más fuertes, son las más difíciles, las más duras. Y no todos llegan a ser ancianos. Un día, la vida de Peter Pan no era más que una ilusión, que un día despertó y ya no era un niño. Ahora cargaba de responsabilidades y una vida que pasar. Debes ser fuerte cuando eso llegue, incluso, si no las tienes. O te hundirás, más de lo que llegues a estar"
Una simple pregunta. Miles de verdades crueles. Así respondías. Nunca mentías. Y si algo no querías decir, simplemente no la decías. Y nunca me mentiste, ahora que soy grande, las entiendo.
En ese recuerdo destacable, fué la última vez que escuché tu voz.
"Pero, así como un niño te odia, hay un niño que te quiere"
Aún extraño tus crudas verdades, que reír me hacían. Extraño verte con la mirada perdida ante el mar. Extraño ir a abrazarte por las noches, cuando te rompías.
Ahora sólo te veo en fotografías, siempre fingiendo felicidad, y en otras, mostrando tu verdadero ser.
Que te hizo irte de este mundo?
A veces creo tener la respuesta. Pero se me escapa, cuando los recuerdos me golpean.
-No puedes vivir tu vida sin felicidad- me había reprochado mi abuela.
Recordé unas palabras.
-Mi Madre dijo una vez: "La vida no es la felicidad. Lo es las cosas de la vida"-
