Capitulo 12 - Ultima oportunidad

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||Capitulo 12||

Abrí los ojos cuidadosamente y un rayo de luz en mi cara me hizo sentir un inmenso dolor de cabeza. Todo mi cuerpo se siente débil y algo dolorido por el esfuerzo de ayer y en realidad la resaca no ayuda. En este momento rezaba por conseguir pastillas para el dolor para así no tener que salir de casa y sufrir con los ruidos de los autos o los rayos del sol.

Salí de la cama con un poco de dificultad. Llevaba la misma ropa de ayer y esta olía a alcohol, me quite la camisa y me dispuse a bajar al primer piso. En realidad todas las cosas que pasaron ayer estaban algo borrosas en mi cabeza, recuerdo a L en la puerta y que salí corriendo a un bar, luego tome un par de copas y ya no recuerdo mucho mas. Se que encontré a L en la casa y hable con ella, pero no se que dije exactamente, luego subí a mi habitación y creo que llore hasta quedarme dormido.

Cuando llego a la sala no veo rastros de Leila. Ahora estaba preocupado y algo asustado por lo que pude haberle dicho. Intento recordar pero lo único que logro es que mi cabeza duela más así que camino a la cocina y tropiezo con alguien en el camino.

- Leila... ¿sigues aquí?

Ella se aparta de mí rápidamente y me mira con ojos llorosos para luego mirar el suelo.

- Ya me voy de todos modos.

Mi corazón dio un vuelco.

- Pero ¿a dónde? - dije incrédulo, mire las maletas a su lado - se supone que vivirás aquí conmigo unas semanas.

Bufó mirándome con rabia.

- Claro - hizo una pausa y tomo la maletas – no puedo creer que tengas el descaro de venir a decirme que me tengo que quedar contigo en esta casa, después de todo lo de ayer. ¿No tienes vergüenza? - empezó a caminar hacia la puerta.

La tome del brazo para detenerla pero se resistió, así que hice un movimiento rápido y la voltee haciendo que quedara pegada a mi pecho desnudo. Leila es más pequeña, tal vez unos 25 o más centímetros por lo que su cara tan solo llega a mi pecho. Se queda inmóvil y siento como se corta su respiración para luego toma aire entrecortadamente.

- Leila - no sé cómo arreglar las cosas. ¡No recuerdo una mierda de lo que dije! - estaba borracho, no sabía lo que decía y...no recuerdo nada de lo que dije. Por favor. - suplique.

No se movió.

- L, por favor habla conmigo - suspiro frustrado - al menos dame la oportunidad de explicarme y defenderme.

- Dicen que los borrachos nunca mienten - responde sin alejarse - así que lo que dijiste ayer debió ser la verdad... eso fue suficiente para mí, no quiero que me mientas mas.

Sus palabras me hicieron recordar.

<< - ¿Pero si serás capaz de perderme a mí en el intento?

- Toda mi vida he perdido cosas, así que perder una mas no haría la diferencia. >>

- Dios - las palabras salieron de mi boca sin darme cuenta en un tono de horror. Leila me miro sorprendida por mi reacción.

- Mejor me voy.

Se soltó de mí y note que estaba sonrojada. Me interpuse en la puerta. No se iría de aquí.

- Tu no vas a ningún lado - dije desafiante – además, no tienes a donde ir.

¿Disculpa? - dijo levantando las cejas. - iré a donde Connor.

By aligning our worlds |Tristan Evans|Место, где живут истории. Откройте их для себя