Corazones de papel

10 | Necesitamos reglas

10 | Necesitamos reglas

Christopher

—¿Se te perdió algo?

De mala gana, dejo pasar al General, y su ceño fruncido me confirma que mi comentario no le había sentado nada bien.

—Buenos días, Ashford. Harris necesita verte. Es urgente.

Tras un suspiro, me dejo caer nuevamente en el sofá, sintiendo cómo cada parte de mi cuerpo duele y la cabeza me va a explotar por la resaca, mientras el General se pasea por el apartamento como si fuera suyo.

—Me importa una mierda lo que Harris quiera. No voy a volver

Woodside suspira, como si esperara esta respuesta.

—Necesitamos tu declaración.

—Eso debieron pensarlo antes de abandonarnos en el medio Oriente. No estarían muertos si Harris me hubiera dado los refuerzos que solicité —respondí, con amargura.

—O tus refuerzos también estarían muertos.

El comentario cortante del General me dolió más de lo que esperaba.

 —A ustedes les importó una mierda cuando nos atacaron en el puesto de rodada —continúo —. ¿Y ahora me vienes a pedir que participe en esta farsa para salvar sus propios traseros?

Woodside es un molesto grano en el trasero que no se rendirá hasta que accediera a asistir a la reunión. Y no tengo la intención de cumplir los caprichos de nadie más esta mañana. 

Tuve suficiente con renunciar a mi orgullo cuando fui por Scarlett hace unas horas. Intentó ser un poco más amable conmigo, bueno, menos grosera. Me dijo «Buenos días, Chris» y «¿Cómo te fue anoche?». Pero el resto del trayecto en silencio solo aumentó mi malestar, y me pregunté qué se creía esa mujer para pensar que una sonrisa podía solucionar sus problemas.

—Chris, en serio debes considerar asistir a esta reunión. Harris está buscando una declaración tuya, y no podemos ignorar sus demandas —insiste el viejo.

—Ya te dije que no pienso volver —respondo mientras me cambio la camiseta sudada por una más presentable.

—Entiendo tu frustración, pero esto es importante. No podemos dejar que las cosas se desmoronen aún más.  

Ignoro sus palabras mientras rebusco en el armario algo que pueda usar con Scarlett. No nada. No tengo nada presentable, así que opto por una simple playera blanca. En el camino pasaré comprando una camisa. 

—Woody, iré al gimnasio, pero hay cerveza en el refri. Siéntete como en casa. 

Antes de cruzar la puerta, Woodside me detiene una vez más.

—Aún no hemos terminado, Ashford.

—Lo vemos cuando regrese ¿si?  Tengo asuntos que atender.

Tengo que molestar a una niña mimada.

—Christopher, entiende que habrá consecuencias si decides no presentarte —advierte.

—No hay nada peor que lo que ya pasó.

Scarlett

—Scarlett, alguien te busca —murmura Ashley, inclinándose hacia mí y señalando hacia la ventana fuera del salón.

Christopher está parado fuera del salón, vestido con una camisa gris arremangada y un pantalón negro que le da un aire casual pero elegante. Aunque su atuendo es simple, le queda bien, resalta su figura atlética y su porte seguro.