Capítulo 53

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Samay Meyer

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Samay Meyer

—¿Dónde se quedarán ustedes? —pregunte, acabábamos de salir del elevador, encaminándonos al lobby.

—Nos quedaremos aquí, te recuerdo que somos los dueños. —respondió con una sonrisa tonta Khaled, inclinando su cabeza hacia mi.

—Soy. —miramos ambos a Cobain, que venía a mi lado también caminando. —Yo soy el dueño. —aclaró y yo me reí.

—Ridículo.

—Será mejor que me vaya. —les dije a mis demás compatibles, cuando ya estábamos más cerca de la recepción. —Ha sido un dia de locos, tanto para ustedes como para mí. —exprese, tocándome el pelo recientemente recogido.

—Puedes quedarte aquí. —dijo Emeric. —No deberías alejarte mucho de nosotros, ni nosotros de ti. —sonreí, por sus palabras.

—Necesitamos también nuestro espacio, no deberíamos de estar pegados también todo el día. —exprese.

—¿Qué hay de malo con estar juntos todo el día?, tenemos que conocernos. —defendió Areu.

—Además, mañana desayunaremos juntos, por tu seguridad y comodidad, es mejor que estés cerca de aquí, ya que somos hombres madrugadores. —excuso Domani.

—No te creo, Domani, te has de levantar a las diez y desayunar a la una. —bufe y me miró ofendido.

—Tenemos una rutina muy rigurosa que seguir. —expresó ofendido Domani.

—Eso es verdad, preciosa. Ya sea porque tenemos trabajo que hacer o por naturaleza, el ejército dejó muchas secuelas en nuestra persona. —me sorprendí, ante el comentario de Anxton.

—¿El ejército? —asintieron. —O sea que, además de los que son parte de la OM, ¿ustedes también formaron parte de esta organización? —pregunte extrañada. Fruncieron el ceño extrañados.

—Pues claro, ¿cómo crees que nos denominaron como lo mejor de lo mejor? —preguntó extrañado Khaled.

—Nunca lo había pensado, ¿sus familias? —respondí, dudosa.

—No tan así. Hay mucha gente de puesto alto en la OL que su familia no es poderosa. —explicó Areu.

—Pero todos ustedes provienen de familias con poder. —asintieron.

—No tan así, pero aunque provengamos de familias así, está prohibido (especialmente en la OL), que las personas sean conocidos. Todos nos ganamos nuestro puesto con trabajo duro y valió la pena: tú fuiste nuestro premio. —dijo Bastian y yo sonreí avergonzada.

—¿Es un cumplido? —pregunté bromeando.

—Pongamoslo más como la cruda realidad.

—¿Eso es bueno o malo? —les pregunté, divertida.

5 están bien, pero, ¿15?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora