Capítulo 7

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Había muchas personas en el evento. Cheryl se veía hermosa con su vestido aunque siempre se ve hermosa pero hoy resaltaba muchísimo más. Me atrevería a decir que entre todas las mujeres en el evento, ella era la más bella. En el camino hasta aquí informó a la morena sobre el plan Lara.

En un determinado momento tuve que ir a los baños. Dejé solas a las tres mejores amigas con toda esa gente desconocida para ellas y en su mayoría para mí también. Todavía seguía medio traumado con la película de terror que Cheryl y yo vimos anoche. Era sobre unas gemelas que daban mucho miedo. En la zona de baños no había nadie y todo estaba oscuro. Las luces se encontraban deshabilitadas.

Me fijé en el cartelito que indicaba el baño de hombres. Apenas se notaba y entré. Casi me da un puto infarto cuando vi a un par de niñas ahí dentro. Eran gemelas. Estaban tomadas de la mano. Sonreían de manera macabra. Soltaron un «hola» al unísono para hacer la situación mucho más escalofriante.

Ellas vestían unos vestidos hasta las rodillas completamente idénticos de un color azul claro. Tenían el lacio cabello castaño suelto y recogido atrás con un lazo del mismo color que los vestidos.

Salí corriendo de ahí. Las ganas de orinar se fueron de golpe. Busqué a las chicas. Alcancé a verlas en una mesa, reunidas.

Era conciente de que tenía una buena cara de traumado.

—Ge-gemelas —balbuceé yo, señalando en dirección a donde había venido.

—¡¿Dónde?! —preguntó Sara y me agarró por los hombros. Su cara mostraba una inmensa preocupación como si algo se le hubiera perdido—. ¿En los baños?

Asentí.

Ella se fue corriendo hasta allí. Cheryl y Alissa decidieron salir tras ella y yo sin saber que hacer seguí a las chicas. Leo ya estaba allí. Él regañaba a esas macabras niñas de tal manera que parecía su padre.

—¡Niñas! ¡Nunca más vuelvan a hacer eso! —gritó Sara. Ella también recriminaba a las gemelas.

—Sí, madre —hablaron a la vez ambas niñas y bajaron la cabeza.

—¿Madre? —repitió Cheryl, atónita.

No puedo creer que tengas miedo de tus sobrinas, Liam Noah.

Ahora todo tiene sentido. Esta es la parte que mi hermano mayor no me contó. Ellos dos se acostaron y ella quedó embarazada de él. No fue hasta hace un tiempo que Leo supo lo de las gemelas. Me mostré confuso para disimular. Aunque en realidad no lo estaba. Sabía perfectamente lo que pasaba.

—Hermano —Leo me miró—, chicas —las miró y suspiró—. Ellas son Lana y Lara, nuestras hijas.

—Leo y yo nos conocimos hace siete años y pues nos acostamos y las tuvimos a ellas —confesó Sara, señalando a las niñas—. Él lo supo todo hace dos años, cuando nos reencontramos en su empresa de tecnología. Trabajo como programadora en esa empresa.

—Impresionante —pronunció mi chica.

—Bueno yo soy la tía Cheryl —se presentó ella—. Y esos dos que están ahí son el tío Liam Noah, mi novio, y la chica es Alissa, mi otra mejor amiga.

La morena y yo saludamos a las niñas. De igual modo nos mantuvimos callados.

Regresamos a la fiesta todos juntos menos mi hermano mayor gracias al verdadero motivo de la fiesta: anunciar su compromiso. Él se fué por otro lado. Alissa no perdía de vista a las gemelas y yo me mantenía lo más alejado posible. Me seguían dando escalofríos aunque fueran mis sobrinas.

Susie apareció y llamó la atención de todos. Ella anunciaría eso que sólo mi familia y yo sabíamos.

—Hoy aquí todos reunidos, amigos, conocidos y parientes, tengo algo muy importante que decir —empezó esa mujer del demonio—. Mis queridos invitados, me complace anunciar que uno de mis hijastros, Leo LeBern, se ha comprometido con la señorita Nicole Pritz.

Mi hermano salió con esa chica tomada del brazo. Ella sonreía, él se esforzaba por hacer lo mismo. Leo no quiere casarse en realidad pero la madrastra lo obliga sólo porque «es lo correcto y nos vendría bien ayuda extra» según sus propias palabras.

Observé cómo ambos dialogaban con Sara, Cheryl y Alissa. Si conozco bien a mi chica diría que ya odia a la modelo y prometida de mi hermano porque arruina su querido plan de unir a Sara con Leo.

No me perdí el show: Sara y Nicole se apartaron un poco del grupo para acercarse más a la piscina. La rubia empujó a la madre del niñas y producto de esto, Sara cayó a la piscina. Mi hermano todo un salvador se lanzó a la piscina y rescató a su verdadera chica. Porque sí, él también me confesó que estaba perdidamente enamorado de ella.

Cheryl fue con ellos y abofeteó a Nicole. Luego llegó Alissa para hacer lo mismo que su amiga. Las dos empujaron a la modelo, cayendo así al agua.

Las gemelas se encontraban a mi lado, cada una en los laterales. Lana a la derecha y Lara a la izquierda. El padre de la prometida llegó junto a mi padre y la madrastra. El señor Pritz levantó su mano y golpeó a mi chica.

¡¿Cómo se atreve ese maldito hijo perra?!

Iba a ir hacia allá. A Cheryl nadie la golpea. Me moví unos centímetros pero las gemelas captaron mis intenciones y me detuvieron al instante. Las dos me agarraron de los brazos.

—No vayas, observa —dijo Lana con un tono que me ponía los pelos de punta.

¿Cómo puede ser posible que unas niñas de siete años puedan hablar de manera tan escalofriante?

—Ella es fuerte y sabe defenderse sola —habló la otra con exactamente el mismo tono.

Hice lo que pedían y me quedé. Ellas tenían razón. El señor repitió el golpe a Cheryl. Ella lo devolvió esta vez. Mi chica, la chica con la mirada más inocente del mundo, le había roto la nariz a ese hombre con un movimiento rápido.

El señor Pritz denunció a la psicóloga por agresión.

Cheryl en prisión es algo peligroso.

Tienes toda la razón.

Terminé pagando la fianza y dejaron libre a la chica. En casa no le hablé, seguía procesando todo. Comimos pizza con queso y jamón extra acompañado por unos refrescos. Ella se encerró en su habitación y yo en la mía.

***

—El desayuno está listo —anuncié yo, saliendo al patio. Ahí se encontraba Cheryl jugando con mi perro.

—Lo siento, cariño —se agachó para quedar un poco a la altura del perro, el cual estaba sentado—. Mami debe irse.

Vale, es raro que hable así con el can. Ella sacudió el pelaje del animal. Dag la olisqueó un poco y soltó un ladrido de aprobación.

—No puedo creer que te quiere más a tí y lo conoces desde hace solo dos semanas. Eso es injusto —me quejé yo, llevándome una mano al corazón, ofendido.

Y sí lo era. Se supone que es MI mascota no la de Cheryl. Ese animal me ha acompañado por nueve años.

Ella sonrió con triunfo y desayunó conmigo.

Para mí era un mal día. Hoy es el aniversario de la muerte de mi madre. No demostré nada a la chica. Ella se marchó al trabajo. En este día realmente no quería estar solo. Acaricié a Dag y me fui a la clínica donde trabaja la psicóloga.

Entré a su despacho para verla dando vueltas en la silla giratoria detrás de la mesa. Por alguna razón esto me alegró un poco el día.

TRILOGÍA: AMOR ALQUILADO✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora