Capítulo 8: Acciones inesperadas.

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Holi, espero disfruten leer a mis bebés, déjenme sus comentarios, son de mucha ayuda❤️‍🔥

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Abby

Lo observaba vestirse, era mi parte favorita después de verlo hacer lo contrario.

Cada vez que se encontraba en una habitación, tenía la impresión de que esta se hacía más pequeña, siempre había sido así desde que lo conocí. Kylian tenía su ritual para quitarse y ponerse la ropa, y ahora que nos encontrábamos en nuestra casa con toda la privacidad del mundo, estos actos se sentían diferentes, más nuestros, más íntimos, y no podía describir lo mucho que me gustaba.

El cabello húmedo me cubría los senos desnudos mientras me ponía de rodillas en el borde de la cama y continuaba mirándolo, cautivada por la seguridad que reflejaba su postura, irradiaba crueldad y caos, e incluso ante su porte intimidante, no asustaba, su peligrosa presencia tenía el efecto contrario, atraía de la manera más dulcemente engañosa. 

Él iría a su empresa y después volvería a Eros, recibió una llamada y al parecer no podía ignorar lo que sea que estuviera sucediendo con sus negocios, de los cuales prefería mantenerme al margen.

—Cormac llegará dentro de poco —avisó, a la vez que ajustaba el nudo de su corbata, exudaba control en cada uno de sus movimientos, nada se le escapaba, no dejaba nada fuera de lugar.

—No era necesario que lo llamaras, puedo estar bien sola —ladeé mi cabeza, seguí el movimiento de sus dedos a través de los puños de su camisa de vestir—, sé que tienes gente cuidándome y puedo jurar que has llenado de cámaras la casa.

Me miró un instante por el reflejo del espejo, resentí el peso de su mirada en mis hombros, los cuales se hundieron levemente, luego me enfrentó, precipitándose lentamente hacia mí. Su mirada más metalizada que azul, no se apartaba de mi cara. Me sentía cohibida cuando me observaba de esa forma, era una sensación sobrecogedora, como el hielo desplazándose por mi piel, dejando un rastro de frío y calor.

—Esto es solo una excepción, no volveré a dejarte sola.

—Kylian, estás exagerando, estoy embarazada, no enferma.

Su mano acunó mi mejilla, el pulgar se desplazó por mi labio inferior. Suspiré. Su colonia me volvía loca, era única, hecha a la medida solo para él, me agradaba y de pronto, tuve unas ganas inmensas de volver a tenerlo dentro de mí.

—Quiero estar a tu lado en cada momento, Abigail, ser participe del crecimiento de nuestro hijo, estar para ti —se inclinó en dirección a mis labios, su voz obtuvo un timbre sombrío y profundo—, quiero que me necesites, cariño.

—Sabes que lo hago —rocé su boca con la mía—, te amo, Kylian, me tienes completamente, ¿no es suficiente para ti?

—No, nunca será suficiente. Siempre querré más de ti —su mirada se volvió oscura, depositó un beso suave en mis labios, apenas pude disfrutarlo—, estaré observándote.

Eros II © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora