Constelaciones De Vidas

16. Pegaso

Nira miraba el cielo con tristeza. ¿Seguro qué debía deshacerse de su constelación?

— Prima, se lo que estás pensando...

— Chicas, ¿Y si me quedo con Pegaso?

— ¿Pero qué me estás contando? — dijo Ester —. Tía, yo podría ser ahora mismo el ser más alto del planeta y, ahora apenas mido un metro setenta... Así que, lo siento pero no.

— Vale... ¿Y cómo se supone que me voy a librar de ser inmortal?

— Bueno, Zoe, venga...

Todas las miradas apuntaron hacia Zoe, ella era la que más sabía sobre constelaciones.

— Anda que también, gracias hermana... Bueno, yo creo que... Tendría que hacerse daño queriendo... No sé cómo, ¡Tirarle una piedra a un ojo! — y mientras decía eso, cogía una gran piedra y se la tiraba al ojo. Nira cayó hacia atrás por la potencia pero, por desgracia, cuando se incorporó no tenía la señal —. Bueno, vale... Una piedra no...

— Chicas, se me acaba de ocurrir algo bestial... — dijo Nira mientras todas la miraban —. Si mi prima me pega un puñetazo, puede que, al ser familiar mío, el Pegaso se vaya... Ya que, me importe más que me pegue ella a que me pegue cualquiera de vosotras, sin ofender...

— Tranqui, no ofende... — dijo Zoe entre risas.

— Bueno... Pues haya que voy... — dijo Nora mientras movía el brazo hacia atrás y lo movía con gran velocidad hacia la cara de su prima, la cual cayó de espaldas al suelo y se dió con una piedra en la cabeza.

— ¡Nira! — gritó Andrea corriendo hacia ella.

— Estoy bien... Creo... — entonces se tocó la parte trasera de su espalda y vio una gota de sangre. Lo había conseguido.

El Pegaso empezó a salir de su cuerpo mientras Nira era agitada. El caballo alado inclinó su cabeza hacía Nira y sonrió, mientras volaba por el cielo hasta su lugar correspondiente y se convertía en una serie de minúsculas estrellas y líneas que el ser humano había denominado como La Constelación De Pegaso.

— ¡Yuju! Una menos, solo faltamos Nora y yo...

Nira asintió feliz mientras observaba a su caballo alado.

— Gracias... — le susurró.