Capítulo 17.

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Después de algunas semanas, Giorno Joestar ya estaba completamente habituado a pasar todo su día en la estancia infantil Bucciarati.

El pequeño y hasta ahora único hijo del matrimonio Joestar-Brando era muy feliz de pasar todo el día en el lugar, pues los cuidadores eran atentos y el señor Bucciarati era especialmente amable, había logrado hacerse amigo del resto de los niños y su enorme curiosidad era saciada con gran éxito al aprender cosas nuevas todos los días.

Las rutinas suelen ser aburridas y tediosas para muchas personas, pero no lo eran así para el niño de rubios cabellos. Para él no había nada de aburrido en llegar a la estancia y leer un libro para Narancia hasta que fuera hora de sus lecciones o jugar hasta que Mista y Fugo llegaran de la escuela

Aquello se había convertido en lo mejor del mundo.

¡¿De verdad tu tío era piloto, Giorno?! — Exclamó Narancia tan alegre y sorprendido como si acabara de escuchar la noticia más genial y grandiosa de todas.

— Sí - Giorno respondió con gran calma, pues ya sabía que su amigo reaccionaría de esa forma. — Pero no era mi tío, era el papá de mi tío, el hermano de mi abuelo —.

¡Eso es genial! — Por supuesto Narancia no se detendría a pensar en qué significaba que fuese el hermano de su abuelo, para él era suficiente con decir que era su tío. — ¿Alguna vez te has subido a su avión? —.

— Yo no, murió mucho antes de que yo naciera, pero mi tío Joseph dijo que él sí pudo ir a paseos con él en su avión — Recordaba muy bien las historias del tío Joseph sobre su padre porque eran muy pocas las veces que hablaba sobre él.

¡Wow! ¡Eso es muy genial! ¡Genial! ¡Genial! — Narancia tenía el hábito de correr en círculos cuando se emocionaba, muchas veces levantando su avión como si estuviera volando.

— Hey, detente allí, te marearás — Abbacchio apareció y freno al niño tomando su cabeza.

¡Abbacchio! ¡El abuelo de Giorno era piloto! — Informó Narancia con sus grandes ojos llenos de la más pura emoción infantil.

El hombre de largos cabellos le dirigió una mirada seria al niño rubio, quien le miró de la misma forma.

Leone Abbacchio era un adulto razonable y sabía que no podía tener rencores hacia un niño pequeño, pues sería algo infantil de su parte y no es que tuviera algo en contra de Giorno Joestar, pero su familia le causaba desconfianza, además la madurez del niño le parecía demasiado extraña para su edad y la forma en la que sus ojos le miraban le hacía sentirse analizado, por ello no había logrado entablar una relación con él como con el resto de los niños de la estancia.

— ¿Tu abuelo es un piloto inglés? — Cuestionó, pues eso le parecía más sospechoso. ¿Por qué el nieto de un piloto inglés estaría en una estancia infantil de poco renombre en la pequeña Italia?

Los movimientos de aquella familia eran demasiado sospechosos.

— No, no era mi abuelo, era el hermano de mi abuelo — Aclaró Giorno de forma tranquila pronunciando con cuidado cada una de las palabras.

— Ah — Fue la reacción seria y poco entusiasta de Leone, una totalmente diferente a la del niño que seguía jugando con su avión.

Adulto y niño volvieron a compartir miradas por dos minutos enteros, ninguno cediendo ante el otro.

— Deja de dar vueltas, te enfermarás del estómago — Indicó Abbacchio al niño menor y prosiguió a retirarse.

Narancia se sentó en el suelo estirando el brazo para que su avión volara, mientras Giorno miraba la espalda del cuidador alejándose.

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