Capítulo 2.

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Giorno Joestar había sido informado por sus padres sobre su nuevo itinerario unos días antes. Sus padres le informaron que dejaría de recibir clases en casa con sus tutores y comenzaría a asistir a un centro infantil donde podría convivir con más niños y conseguir amigos. Acostumbrado a obedecer a sus padres, no se quejó ni protestó realmente, pero sí se mostró confundido y un poco renuente pues no estaba acostumbrado a convivir con otros niños.

Josuke, su primo, era el único niño con el que pasaba tiempo y su mejor amigo era el único niño fuera de la familia con el que había jugado, en realidad no sabía cómo hablar ni hacer amigos. Podría ser un pequeño de 6 años, pero era muy inteligente y perceptivo, por eso sabía que su padre Jonathan estaba muy preocupado por eso. Josuke y Okuyasu, su amigo, eran niños mayores y siempre le cuidaban y trataban bien, no le ignoraban ni le hacían de lado sólo por ser menor que ellos, le procuraban y trataban bien como si lo cuidaran y su padre quería que hiciera amigos de su edad.

No queriendo preocupar a su padre y acostumbrado a obedecerle, no protestó ante la noticia del centro infantil, pero tampoco se sentía emocionado o entusiasmado, sino que al contrario se sentía algo nervioso y temeroso. Su padre Dio siempre hablaba sobre ser fuerte para vencer cualquier adversidad y superar cualquier desafío, por eso se esforzó por mantener la calma y ser valiente, pero aun así no podía evitar sentirse un poco nervioso estando en aquel lugar desconocido con personas desconocidas, especialmente ahora que Narancia le ignoraba.

– Oye, Abbacchio... ¿Falta mucho paa que Fugo y Mita llegue? – El pequeño Narancia se encontraba tirado en el suelo boca abajo al lado de uno de los cuidadores.

– Aún faltan 30 minutos – Respondió el hombre de cabellos blancos mientras guardaba en uno de los baúles todos los juguetes que ese pequeño dejó regados por el lugar.

¿Eo e mucho? –.

– No realmente, pero tendrás que esperar – Respondió con monotonía, como si estuviese acostumbrado a lidiar con esa situación.

Los ojos azules de Giorno miraban fijamente a su compañero de estancia. Narancia le había estado haciendo muchas preguntas con mucha emoción, hablaron por un tiempo en el que se fue sintiendo más cómodo con todo el ambiente, pero todo cambió después de un rato. El ánimo alegre de Narancia decayó, su sonrisa fue desapareciendo y sus grandes ojos dejaron de brillar de emoción y se tornaron melancólicos y cansados, su alegría desapareció al igual de su energía y le dejó tirado en el suelo con aburrimiento.

– ¿Todavía falta mucho, Abbacchio? – Volvió a preguntar con el mismo tono melancólico y cansado.

– Apenas pasaron 2 minutos – Sorprendentemente el hombre no parecía irritado. Tal parecía que sí estaba más que acostumbrado.

Giorno sólo miraba a Narancia sin saber si debía hablarle para intentar animarlo. Su cambio de ánimo fue tan rápido que no podía entenderlo, además ahora que el niño no le hablaba se encontraba solo y sin saber qué hacer.

El señor Bucciarati no se encontraba allí, le escuchó decirle al señor Abbacchio que prepararía el almuerzo en la cocina, un área que Giorno intuía, estaba detrás de una puerta de madera. El señor Abbacchio estaba recogiendo los juguetes y acomodando el desastre que Narancia había hecho antes de que llegara. No sabía muy bien qué hacer, sus ojos recorrieron todo el espacio en busca de algo para entretenerse sin causar problemas, entonces reparó en uno de los libreros contra la pared. Había aprendido a leer hace poco y se convirtió en una de sus actividades favoritas, también era algo que podía hacer sin ruido así que decidió hacerlo.

Giorno no se dio cuenta, pero cuando se levantó de la esquina donde había estado sentado, la seria mirada del señor Abbacchio se fijó en él, cumpliendo con su deber de vigilar en todo momento a los niños.

Star Kids - Jojo's Bizarre Adventure Donde viven las historias. Descúbrelo ahora