TREINTA Y DOS

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    El horario escolar ya había terminado, pero Kouki todavía había estaba estado esperando a Seijuro, que aún tenía trabajo en el consejo estudiantil, para volver a casa juntos, o al menos por el corto trecho que comparten para volver a casa, cuando sucedió la pelea.

    Llevaba su bolso en mano y caminaba despacio, como si no quisiera avanzar para nada, mirando el suelo sin siquiera saber si estaba yendo o no al hogar de su novio.

    Seijuro lo guiaba en silencio, tomando su mano con delicadeza mientras caminaban bajo el ocaso.

     Luego de caminar por un tiempo, llegaron a una esquina, una calle antes de llegar a la casa de Kouki, donde Seijuro dobló y se encontró con su chófer.

    En realidad, tenían un punto donde se separaban, pues sus hogares quedaban en direcciones diferentes, y para no molestar a Kouki, Seijuro aceptó, aún así, seguía acompañándolo hasta su casa, aunque sin que Kouki lo supiera.

    El chófer se sorprendió un poco al ver a su joven amo llegar con una persona desconocida (nunca vio a Kouki) de la mano, aún más al ver cómo esta persona se veía tan reacia a seguir a Seijuro, aún así, no cuestionó nada y Seijuro no dijo nada tampoco, solo dió la orden de volver a casa.

    Una vez en la mansión, las sirvientas si reconocieron a Kouki y estaban un poco animadas cuando lo vieron de la mano con su joven amo, pero el ambiente entre los dos era un poco extraño, por lo que no dijeron nada.

    Seijuro llevó a Kouki a su habitación.

    Era tan grande que cabía un pequeño living con un juego de sofá y una mesa pequeña, tenía su propio baño y una enorme cama, armario, estante, librero y escritorio, era como un enorme monoambiente para millonarios, solo que era el cuarto de un chico de preparatoria.

    Pero Kouki, que normalmente se burlaria de esto e iría directamente a acostarse en esa enorme cama, soltando algún comentario de doble sentido para avergonzar a su novio, seguía sin hablar, ni siquiera levantó la mirada para ver la habitación, que anteriormente había estado emocionado por ver.

    — ¿Quieres tomar un baño?

    — ... Está bien.

    — Te prestaré ropa.

    Kouki asintió, pero cuando Seijuro soltó su mano no pudo evitar querer decirle que mejor olvidara eso y volviera a sostenerlo, pero al darse cuenta de sus propios pensamientos, negó y pensó que era mejor no acercarse a Seijuro por ahora.

    Seijuro le dio una muda de ropa nueva y una toalla, le indicó cómo funcionaba ese baño gigantesco, y luego de escuchar la negativa de Kouki con prepararle la tina, salió del baño.

    Kouki comenzó a quitarse la ropa.

    — ...

    El baño tenía un gran espejo que iba desde el suelo hasta el techo, cubría casi toda una pared, por lo que fue inevitable para Kouki no voltear a verse.

    Su abdomen tenía un moretón gigante que se estaba recién formando, que lo rodeaban otros más pequeños, pero no menos doloroso, su hombro estaba raspado y con pequeñas gotitas de sangre saca, ese raspón fue cuando lo tiraron al suelo, también había roto su uniforme, y así como su hombro y su camisa fueron dañados, su rodilla y su pantalón también.

Rumores.Where stories live. Discover now