Selever es un joven demonio que vive con sus padres y si hermana Rasazy en un iglesia que realmente es un refugio para su madre quien se oculta tras las ropas de una moja con el único propósito de hacer que otros lleguen al cielo, pues ella no pudo...
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Desde la cima de un gran abismo nuestro joven demonio observaba con decepción el único escape que tenía, y a la vez analizaba si tenía alguna otra opción más que caer hacia el vacío. La niebla que se acumulaba le impedía ver cuan profundo era el abismo; por esto tampoco sabía que tan larga sería su caída. Permanecer en donde estaba parecería la mejor opción de no ser por el hecho de que tenía una de sus alas y su brazo izquierdo enredado de una hierba con espinas. Las mismas hierbas venenosas que se volvieron muy frecuentes en sus sueños desde que conoció a Kapi... No desde antes. Desde que engaño a Julius para usar el mismo hechizo con él. Pensar en tantas oportunidades para cambiarlo todo y escapar de la trampa emociona que él mismo se construyó lo agobiaba, lo agobiaba tanto que su cabeza empezó a doler, al punto que creía que si no se soltaba de esas hierbas su cabeza estallaría. Tal vez era más por el veneno que por la culpa ¿o el veneno era una representación de la culpa que lo mataba lentamente?
— Malditos sueños lúcidos...¿ Por una vez podría haber uno sin veneno?
Ahora soltaba maldiciones. Creía que se maldecía a si mismo de cierta manera.
— No te muevas — la voz suave y joven que lo llamó le hizo recuperar el juicio, pues ya se sentía como un demente. Ahora sólo pensaba en todas las personas de su pasado intentado recordar sus voces y compararlas con la recién escuchada en su cabeza esperando conocer a la propietaria de esa voz pacífica que con tan solo oírla sintió un fuerte ardor en los ojos — Pensé que no volvería a verte, hermano. Descuida, yo te salvare — era Razasy la dueña de esa dulce voz. Imposible. Se oía más joven de lo que es su hermana.
En el momento en el que sintió esas pequeñas manos desenredando las hierbas que rodeaban su brazo supo que no se trataba de su hermanita. Antes experimentó el tomar la mano de su hermana menor y estas siempre le provocaban un calor muy ligero en en su piel. De echo cualquier toque en la piel de Razasy, ya fuera una caricia en el rostro o un fuerte abrazo le generaba calor, como si se tratará de una estrella; no una tan intensa pero era como él se lo imaginaba. Mientras que las manos de esa chica que lo llamaba "hermano" eran tan frías que lo hacían temblar. Como si de un espíritu se tratará.
Ahora estaba en el suelo, libre de la trampa en la que había caído. Su brazo sangraba y su ala se mantenía colgada de su espalda pues ya no tenía fuerza para mantenerse firme. Aunque el dolor era insoportable lo único que le interesaba a Selever era mantener sus lágrimas en su sitio y que estas no escaparan pero se le dificultaba demasiado. Por alguna razón en el momento en el que miro a la chica que lo rescató de una caída mortal el ardor en sus ojos se incrementó a un grado mayor al de el ardor generado por olor una cebolla recién cortada. Tenía facciones idénticas a las de Razasy, pero estaba seguro de que no se trataba de ella. Se veía menor. Su hermana actualmente tenía 14 años y la niña que estaba frente probablemente tenía unos 11 o 12 años. Además de que su cabello estaba alborotado; con más volumen que de costumbre. Su ropa no era demasiado diferente a la que solía usar pero las tonalidades eran en colores pastel y sus prendas estaban llenas de broches coloridos.
