8 Una extraña visita

1K 95 11
                                    

Mi vida estaba siendo complicada por un pequeño bebe que vivía en mi casa y quien era criado con mucho cariño por mi esposa a pesar de no ser nuestro hijo. Aquel niño era la reencarnación de una estrella que había bajado del cielo por el deseo de un romántico joven universitario que solo quiso conocer el verdadero amor.

Realmente lamenté pedir ese deseo, porque, de no haberlo hecho, no hubiese conocido a su pequeño amiguito fantasma que penaba en mi casa, ni tampoco a ese joven rubio de cabello enmarañado, ni mucho menos a esas dos criaturas que tenían cara de hambrientos. Mi vida era una locura en medio de aquellas presencias perturbadoras.

Durante las noches solo daba vueltas en mi cama pensando en la decisión que tenía que tomar. Mi mente estaba como loca sin saber qué hacer. Mis horas de sueño se estaban arruinando, aun así, a la mañana siguiente desperté con ánimos de tener un excelente día. No iba a permitir que lo sucedido en mi vida distrajera mis deberes.

Dejé mi habitación impulsado por el delicioso olor que venía de la cocina. Cuando bajé, la mesa lucía un desayuno poco frecuente, uno muy delicioso, de esos que Cielo solía preparar cuando teníamos visitas.

—Es una hermosa mesa —dije amable.

Mi esposa Cielo me sonrió muy feliz, sin dejar de canturrear una musiquita mientras dejaba unos panecillos recién horneados en la mesa.

—Ayer me llamó tu primo —me dijo de repente.

— ¿Sí? —hablé sin tomar mucho interés.

—Sí. Vendrá hoy, por eso preparé un desayuno especial para recibirlo —dijo orgullosa—. Estoy tan emocionada por su llegada. En verdad es toda una sorpresa que tu primo francés haya realizado un largo viaje tan solo para conocer a su querido sobrino. Pero claro, es lo justo, ya que después de todo ese hombre es familiar de nuestro pequeño Destello.

Casi me atraganto con el pan que estaba saboreando de lo más relajado. Yo no tenía ningún familiar francés, así que pensé que el pequeño fantasma tenía que ver con respecto a aquello. No se me ocurrió nada más.

Pero después pensé...No podía ser, era una locura.

—Cómo se llama —pregunté tratando de sonar emocionado—. Digo, después de todo tengo una gran cantidad de familiares en Francia que aún no conozco. Tengo tantos repartidos por todo el mundo.

—Me dijo que es tu primo lejano.

—Por supuesto, sino yo tendría aspecto de extranjero.

—Pero...no me dijo su nombre. Supongo que quiere darte una sorpresa.

—Espero que no —dije bajito.

Era una total locura. Yo no tenía familiares franceses, pero tenía que fingir muy bien para que Cielo no se diera cuenta de mi gran mentira. Nuestro niño era blanquito y rubio como lo eran aquellos niñitos que salían en los programas de pañales. Realmente no era mi hijo ni de Cielo, pero nació de su vientre... y de grande sería un acosador de padres.

Mi estado mental estaba en juego, por eso traté de concentrarme en el delicioso sabor de mi pan dulce, con el cual me volví a atragantar cuando el timbre de la puerta sonó.

— ¡Debe ser él! —Cielo gritó emocionada mirando el reloj—. Realmente es un europeo muy puntual. Que emoción. Iré a abrir la puerta —salió quitándose el mandil.

La seguí de inmediato. Cielo estaba emocionada, a diferencia de mí, ya que me encontraba alerta y un poco nervioso. Tenía que estar seguro de que aquel hombre no era un roba bebes bonitos con el fin de ofertarlos en el extranjero.

UNA ESTRELLA ENAMORADA |1ra parte|Where stories live. Discover now