Capítulo 20

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Y llegamos al último capítulo de esta historia, que, como todas las demás, tiene un lugar en mi corazón. Gracias a todos los que la leyeron y me brindaron su apoyo y sus opiniones. Son días ajetreados últimamente, pero por suerte la inspiración continúa, así que estoy muy feliz... espero que lo disfruten!

Sehrazat levantó la mano desde la reposera que había elegido para tomar sol ese día... en el primer día de luna de miel en las Maldivas...

En un rapto de locura, se habían vuelto a casar un mes después de la propuesta de Onur y allí estaban, disfrutando de un tiempo a solas, luego de dejar a Kaan con su abuela...

Onur se acercó sonriente con dos tragos y provocó una carcajada en ella cuando casi se cae, al tropezar con un montículo de arena que no había visto...

-Te ríes de mí...- le dijo él fingiendo estar ofendido.

-Para nada...- dijo ella y se tapó la cara para seguir riendo.

-Aquí tienes, para que veas que no te guardo rencor...- Onur le entregó el vaso y ella alzó las cejas.

-Gracias, mi vida...- ella le tiró un beso y él se sentó a su lado y suspiró.

-Tendremos que recordar este momento exacto dentro de un tiempo, cuando estemos tapados de trabajo y corriendo con nuestros hijos...- dijo y ella hizo una mueca.

-No me cabe duda de que así será... pero ¿por qué pensar en eso ahora? - dijo y tomó la crema bronceadora y reforzó un poco el cuidado de su piel.

Onur se quedó mirándola un buen rato y luego le propuso nadar un poco... el mar se veía apacible allí y a pesar de que el día se había presentado un poco fresco, invitaba a refrescarse y disfrutarlo...

Se olvidaron del mundo un buen rato cuando entraron al agua, no había demasiada gente en la playa, ellos lo habían elegido así, en un lugar más privado y con una hermosa vista...

Sehrazat se sumergió y luego de nadar un rato se quedó flotando, boca arriba, mirando el cielo apenas nublado y se acordó de Kaan y de todo lo que había sucedido ese último tiempo...

Había sido un momento intenso y con muchas cosas que se resolvieron, pero pleno de amor y proyectos en común...

Sintió las manos de Onur en su cuerpo y luego sus besos a la altura de su vientre y soltó una carcajada luego de que él la hundiera y lucharan brevemente hasta salir a la superficie...

-Me asustaste...- le dijo algo agitada cuando él la acercó a su cuerpo, posesivamente y ella lo miró de cerca, sus brazos alrededor de su cuello...

-Me di cuenta...- dijo él y alzó las cejas, y luego la besó un poco más intensamente de lo que ambos se hubiesen imaginado.

-Mmmm...- dijo ella y él la apretó en sus brazos...

-¿Qué pasa, señora Aksal? - le dijo él y volvió a besarla.

-Sabes que no me gusta que me llames así...- le dijo ella sonriendo cuando el beso terminó.

-Lo se... pero a mí si me gusta... significa que estamos casados... otra vez... y que nunca debimos habernos divorciado...

-Bueno, en eso no estoy de acuerdo... esta es nuestra segunda oportunidad... la primera nos fue mal y debemos asumirlo... si hubiésemos sido los mismos que éramos entonces, quizás no hubiera habido esta chance... pero maduramos y ahora encontramos la forma de volver a estar juntos...

-Es cierto...- dijo él pensativo y luego sonrió- ¿qué tal si salimos, nos secamos al sol y luego comemos algo? Muero de hambre...

Sehrazat le sonrió e hicieron lo que habían planeado...

Una vez que volvieron a la habitación del hotel, se comunicaron con Kaan y con doña Feride para saber cómo estaban y el niño les contó su día...

Pasaron una semana de ensueño, y se dieron todos los gustos, desde cenas románticas, momentos más íntimos en la playa, paseos a la luz de la luna, amaneceres compartidos luego de una noche apasionada...

Cuando regresaron, cada uno se hizo cargo de sus obligaciones y encontraron la manera de tomarse, cada tanto un par de días y así escaparse a Barcelona, a ese lugar que ya Onur había adoptado como propio y a esa hermosa casa que había sido el hogar de su mujer y su hijo durante un buen tiempo...

Un año más tarde, en una de esas escapadas, en la que Kaan no había podido acompañarlos porque estaba terminando la escuela, Sehrazat preparó una linda cena a la luz de las velas y cuando él le sirvió una copa de su vino favorito, ella lo rechazó y le sonrió...

-¿Te sientes mal? - le preguntó él, sabía que si se trataba de su vino favorito era imposible que ella se negara.

-No... estoy muy bien...- le dijo ella sin poder ocultar su sonrisa.

-No me digas que...- dijo él que de pronto comprendió lo que estaba sucediendo.

-Me enteré hace un rato... digamos que debo confirmarlo, pero el test es positivo...

-Mi vida...- le dijo él y se fundieron en un abrazo emocionado.

-No me estaba sintiendo muy bien estos días y cuando sentí asco por el plato de pescado que comimos el otro día, pensé que podría ser que estuviera embarazada...- dijo ella con una sonrisa.

-Para la próxima ya lo sabemos...- dijo y ella se perdió en sus ojos. Realmente parecía que él quería tener una docena de hijos con ella, pero claramente, eso no ocurriría...

Murat nació 8 meses después y, aunque al principio Kaan estuvo algo celoso, lo incorporó a su familia y Sehrazat se tomó unos cuantos meses para poder cuidar del pequeño y tampoco descuidar a su hijo mayor...

Para el cumpleaños número cuarenta de Onur, Sehrazat organizó una fiesta sorpresa e invitó a todos los amigos y conocidos de ambos. Esos años habían generado un montón de relaciones de amistad y también laborales, cada uno en lo suyo, a pesar de que había varios negocios que ambas empresas tenían en común y en oportunidades debían trabajar y acordar juntos...

Se sentaron a la mesa principal para comer con sus hijos, doña Feride y Bennu y Kerem con sus dos pequeños y Onur, cariñoso y todavía impactado por la sorpresa, entrecerró los ojos y saboreó el primer plato de menú, una cazuela de mariscos, que había aprendido a apreciar en sus viajes a Barcelona.

Pero la sorpresa más importante de la noche había sido, sin duda, cuando él, amorosamente había preparado un bocado para darle a ella y la había visto palidecer y luego abrir los ojos desmesuradamente, cuando ambos se dieron cuenta de lo que ocurría, aún sin decirlo...

Murat tenía un año y medio cuando recibieron a Dilay y lejos de complicarles la vida los primeros meses, la niña le trajo una profunda paz al hogar, con las lógicas etapas más complicadas por la poca diferencia de edad con su hermano...

Un par de años más tarde, cuando como regalo de aniversario, Onur le regaló a su esposa un hermoso viaje en globo en Cappadocia, para no irse tan lejos de sus hijos, y mientras subían y apreciaban el paisaje único, él la tomó entre sus brazos y apoyó su frente sobre la de ella...

-Me haces muy feliz...- le dijo y ella sonrió con ternura y cuando se separaron, un momento después, se perdió en sus ojos.

-Tú también a mí...- le dijo y él asintió.

-A veces me pongo pensar qué hubiese pasado conmigo si tú no aparecías otra vez en mi vida...

-Seguramente hubieras estado más tranquilo...- le dijo y se echó a reír.

-Probablemente, pero seguro que hubiese sido muy poco feliz...- le dijo y la abrazó justo en el momento en que el sol salía y los iluminaba.

Se quedaron contemplando el amanecer en silencio, disfrutando de esa unión tan sólida que habían podido lograr al rendirse ante la evidencia de que el amor existía entre ellos, más allá del pasado y que merecía que le dieran una segunda oportunidad...

FIN

Ahora sí, llegamos al final. Yo disfruté mucho esta historia, espero que ustedes también lo hayan hecho. Nos vemos en las que siguen su curso y en las que vendrán...

Segundas oportunidadesTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon