Epílogo

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Las cosas buenas no pasan a quienes las esperan, las mejores les sucede a quienes ven por ellas. 

Eso fue lo que paso con Harry y Draco, las historias suelen terminar bien, algunas tienen finales trágicos, pero todas reflejan esperanza, dignidad y fuerza, juntos aprendieron a vivir y sobrellevar las cosas, resolviendo los problemas que se les presentaron, enfrentándose cara a cara incluso a sus más grandes miedos, compartiendo desde su temor y angustia, hasta su felicidad y amor, logrando crear el vínculo más poderoso que se había visto, desde hacía años.  

Las cosas para ambos chicos no mejoraron después de aquella conversación en los jardines del colegio,  había aún cosas que resolver, cosas que enfrentar y encarar, incluso desde el más pequeño detalle de aclarar por completo sus mentes y corazones respecto ellos, pero las cosas salieron bien con el pasar del tiempo, si bien no fueron fáciles, lo lograron. 

-Sirius, Harry y Malfoy vendrán a comer hoy, deja ese plato por favor.- La voz de Remus había sonando desde la sala de estar, donde se encontraba sentado leyendo un libro acerca de dragones,  el cuerpo de Sirius se contrajo al oír su voz yendo a donde el castaño se encontraba, sentándose a su lado, como sabía que estaba comiendo de lo que había preparado  era un misterio, pero el pelinegro decidió no profundizar en ello. 

-Al fin tomó la decisión de traerlo ¿he?- El hombre de cabello largo se acostó en el pecho del otro viéndole, este torció los ojos y cerró su libro colocándolo en la mesa a su lado, para después brindarle una divertida sonrisa. 

-Limitate a tus comentarios Sirius, Harry ya de por si está nervioso y Malfoy ni se diga. - 

-¿Cómo es que tú  sabes eso y yo no?, ¿Es que acaso el pequeño prongs ya no me quiere contar nada?- el mencionado hizo expresiones exageradas y dramáticas,  el otro hombre de cabello castaño le acariciaba el cabello negando con la cabeza mientras reía divertido.

 El timbre sonó en el número 12 de grimmauld place, el lugar no era nada como había sido, ambos magos se habían dedicado a hacer remodelaciones en todo el lugar, desde los muebles y habitaciones sin usar, hasta el tapiz donde descansaba el árbol genealógico de los black.    

Los dos hombres se levantaron del sofá, el pelinegro camino hacía la puerta mientras el castaño le seguía detrás, al abrir la puerta dos magos, de tan solo unos 20 años aproximadamente, se encontraban parados debajo del marco, un chico pelinegro de una estatura promedio,un cuerpo que claramente estaba trabajado, su piel era de un canela claro, sus ojos verde relucían llenos de felicidad, a su lado, un mago de rubia cabellera, amarrado con un listón negro en una coleta cubriendo uno de sus hombros, su piel era blanca, pálido completamente, se encontraba parado unos centímetros detrás del pelinegro, se le veía nervioso pero su postura reflejaba porte y seguridad, sin duda era de la familia Malfoy. 

-Chicos, bienvenidos.- La voz de Remus sonó detrás de Sirius, quien solo estaba parado observando a ambos magos. -Pasen, ignoren a este hombre mal educado. 

El gruñido de Sirius no tardó en salir y ver con inconformidad a Remus, quien solo le sonrió juguetonamente con una ceja levantada, el pelinegro se volteo a abrazar a su ahijado que tanto quería. -Harry no sabes cuanto te he echado de menos, solo le hablas a Remus y ni una sola lechuza llega a mi ventana-

Sirius tenía ambos brazos apretando a Harry sin dejarlo moverse o si quiera respirar, Draco soltó una leve risa viendo lo cariñoso que era el mago con Harry, pronto Sirius jalo al hombre castaño incluyendolo en el abrazo, ambos hombres dandole cariño al héroe del mundo mágico, algo cálido apareció en el pecho de Draco al ver tal escena, quién pensaría que ambos magos estuvieron a punto de perder la vida, y que si las cosas no hubieran ido bien entre él y Harry lo habrian hecho. 

Quedate conmigo(Drarry)Where stories live. Discover now