Para siempre...

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Hace tiempo escribí estas pequeñas líneas sobre Ryan y Vicky y al final me he decidido en subirlas. Espero que os guste.

Abro un ojo al notar la claridad del día. Dos océanos azules me miran cargados de amor, y aún, adormilada, sonrío. 


-Buenos días, mamortita. 

Pasa uno de sus brazos por mi cintura, atrayéndome a su cuerpo y besándome, dejándome sin aliento. Mis dedos escalan por su perfecta anatomía, deteniéndose en la nuca y enrollándose en los primeros mechones. 

-Buenos días- Contesto al final, tras recuperar el poder sobre mi respiración. 

Ryan sonríe, una sonrisa que me vuelve a robar el aire. Es tan hermoso. Casi cuatro años teniéndolo como marido y sigo encandilándome por su belleza. 

-¿En que está pesando, señorita Applewhite?- Pregunta socarrón, entrelazando nuestros dedos. 

-En lo guapo que es mi marido. 

-Guapo no sé, pero afortunado el que más. 

Vuelve a besarme, hablándome de amor, cariño, deseo y felicidad, con sus labios sobre los míos. Se separa y tras besarme la frente, se levanta. Mi mirada recorre el extraordinario cuerpo de mi ex profesor y ahora marido. Me detengo en el tatuaje de su costado; las letras negras dibujan a la perfección cuatro nombres sobre su piel: el mío y de nuestros tres hijos. 

Ryan se pone los pantalones de pijama, privándome de la vista de su duro y perfecto trasero. En el momento que me incorporo en la cama, apoyándome en el cabezal, el pequeño Ángel, de tan solo un año, aparece ayudado por Julieta, la niña de mis ojos. Ángel alarga los bracitos al ver a su padre, y este, lo coge, sonriendo al ver la marmota de peluche que él mismo me regaló y la cual ha sido el juguete de nuestros tres hijos. Julieta corre a subirse a la cama y como si lo adivinara, Edward aparece en un segundo. 
La tranquilidad de la habitación desaparece. La risa de los niños, de Ryan y la mía propia, ocupan el silencio. 
Sin parar de sonreír, miro a mis pequeños, jugando con su padre y suspiro de felicidad. Esta es mi vida, mí día a día. Y jamás, por nada del mundo, la cambiaría. Pasaría de nuevo por las tormentas, por el dolor, por el miedo, si todo eso me trae de vuelta hasta aquí; junto con mis hijos y el amor de mi vida.

La Desconocida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora