Niñera de 5 Seconds Of Summer

049

Dios, no puede ser. Es el mismo día que los chicos se van a Londres.

—¿Lou?

—¿Qué?

—Vamos—susurró en mi oído.

—¿Al cuarto?

Se rió y supe que quería que me despertara y estuviera en mis cinco sentidos. Me alejé y me senté mejor. Me había quedado dormida a mitad de la película.

—¿Y el resto?

—Anne con Michael, Tory con Calum y Skyler con Luke.

—¿Skyler con Luke?

—Por fin lo confirmaron—aceptó sonriendo.

—Me lo perdí...

—Te quedaste dormida.

—Lo sé, ¿Hace mucho se fueron?

—No, unos pocos minutos pero quiero que salgamos.

—¿En serio Ash? ¿Tiene que ser a esta hora y hoy?

—Vamos amor, se me ocurrió una idea.

—Pero...

—Te prometo que te va a encantar, pero necesito que me acompañes para eso.

Suspiré y froté mis ojos para despertarme.

—De acuerdo. Pero volvemos temprano.

—No prometo nada.

Me paré del sillón y me estiré, luego lo miré confundida.

—¿Vamos o te vas a quedar ahí?

Se rió y me abrazó por la cintura besando mi cuello.

—Vamos.

Subimos a su cuarto y Ashton empezó a armar una mochila con cosas. Pude ver que puso mantas y algunas linternas. No tenía idea a dónde iba a llevarme. Me miró y se rió, seguramente tenía una mueca o algo así.

—Confía en mí.

—Lo hago. Por eso no pregunte nada...

—Te quiero.

—Vamos.

Salimos de la casa en silencio y subimos al auto de Liz. Hasta que me di cuenta...

—¿Qué haces manejando?

—Ya casi tengo mi licencia, estoy tomando clases.

—¿En serio?

—Sí, creí habértelo dicho.

Negué sonriendo. Estuvo manejando por unos cuantos minutos mientras hablábamos algunas veces o simplemente nos manteníamos en un agradable silencio.

—Llegamos.

Abrí los ojos y contemplé el lugar.

—¿La playa?

—Sí. ¿Te...gusta?

—Nunca vide de noche a la playa. Siempre quise meterme al agua.

—No traje ropa de repuesto—sonrió apenado.

—Bueno...de algo me tenía que encargar.

—O...podríamos nadar desnudos.

—Ya, estás loco—me reí y bajé del auto—. ¿Te quedarás allí?

Sonrió y se bajó del auto alcanzandome. Sacó dos linternas y me pasó una mientras encendía la suya.

—Entonces, ¿Dónde nos ponemos?