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—Está todo listo —confirmó su secretaría, mientras Maxime terminaba una llamada.

Había llegado un par de minutos atrás. La empresa funcionaba bien con o sin él, estaba orgulloso de que así fuera, estaba convencido de que delegar y tener a los mejores llevaba su ganancia. Lo cierto es que en ese momento mucho de lo construido podía venirse abajo, eso lo tenía un tanto nervioso, pero mucho más el destino de su hermana que sabía no estaba ya en sus manos.

Perder dinero, relaciones, contratos, en algún punto había dejado de ser la prioridad. En ese momento lo único que realmente anhelaba era mandar todo al diablo, tomar a esa pelirroja entre sus brazos y encerrarla en una cabaña abandonada en medio de la nada, donde los días transcurrieran lánguidos por el placer, divertidos por sus ocurrencias y llenos de sonrisas, de instantes que quedarían grabados a fuego en su memoria.

Sin embargo, eso era imposible, estaba al frente de una constructora trasnacional, de renombre, con muchos empleados a su cargo, con una reputación labrada a base de esfuerzo, y debía enfocarse.

—Bien, nadie puede ingresar y esto es absolutamente confidencial, Gina —advirtió con tono neutro.

—Sí, señor —respondió la eficiente mujer, un tanto agobiada—. Mucha suerte —completó. Kylian asintió aspirando hondo y colocó una mano sobre su hombro.

—Gracias, no sé qué haría sin ustedes —admitió en voz alta, mirando a su asistente y abogada, dejándolas perplejas. Jamás hablaba de esa manera, en respuesta le sonrieron.

Tres horas después al fin había acabado, en cuanto apagaron las pantallas soltó el aire y recargó la nuca en el respaldo, mareado.

—No lo puedo creer —susurró Maxime soltando el cuerpo—. ¿Qué harás?

—No sé —respondió Kylian, aun preocupado, aunque menos que horas atrás.

Lo árabes escucharon atentos, como los buenos hombres de negocios que eran. Se les expuso la información dejándolos a ellos deliberar sobre las consecuencias que acarrearía lo ocurrido.

El accionista mayoritario, con una mentalidad aún muy conservadora, decidió que Kasha, siendo mujer por lo tanto, para su visión del mundo, un ser no tan apto, era una víctima de Gadrick. Exigieron la removieran del puesto de inmediato, eso sí y alejar a cualquier otra fémina de altos cargos para el proyecto.

Kylian no estaba de acuerdo, pero dada la situación tuvo que acatar cada petición, excepto la de Maxime, con quien decidieron hacer una excepción.

Estudiarían las pruebas, abrieron una investigación más por su lado para su empleado haciendo algunas llamadas y lo acusarían de fraude de corroborarse.

No movieron el plazo de entrega del hotel, exigieron la presencia tanto de él como de Londo en un lapso no mayor a un mes y asumieron la responsabilidad en lo referente a aquel hombre que maquinó, junto con su hermana, ese plan.

En cuanto a Kasha, era cómplice pero siendo la hermana de Kylian y una mujer que se dejó llevar, permitirían que la constructora de Kylian eligiera su destino. Por su parte Gadrick acabaría en prisión y ellos con su dinero de vuelta.

La realidad era que todo indicaba que ese hombre tenía frente a sí un destino en lo absoluto alentador, no teniendo de enemigos a esos empresarios con ideas un tanto tradicionales y cuestionables.

Por otro lado, la constructora quedaba liberada de la penalización siempre y cuando se cumplieran los plazos, además de la confidencialidad sobre lo acontecido, ya que su reputación podría verse afectada al albergar entre su gente a un estafador.

Solo para mí.  Serie Streoss I •BOSTON•Where stories live. Discover now