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Durante la mañana no recibió mensajes de su alteza real, el rey del infierno, pero sí se topó en la universidad con un Cash que lucía rabioso y la miraba con rencor. Keira reía ante el agobio de Sam, mientras caminaban rumbo a los cubículos de los maestros. Debía llevar la revisión del trabajo final de una de las materias de titulación.

—Parece un bebé —se burló su mejor amiga, intentando disimular, pero Sam no podía alejar la sensación incómoda porque si bien tenía claro que había hecho lo correcto, con o sin el rey del infierno en medio del asunto, no le agradaba haberlo lastimado.

—Deja eso, sufre —susurró aferrada a su carpeta.

—Se le pasará. Necesita un chupete nuevo y listo —dijo a cambio, divertida.

—Eres mala.

—Somos, eh, tú fuiste la que lo terminó —le recordó. Samantha se quejó dolida.

—Basta —suplicó cuando su celular sonó. El nombre en la pantalla revolvió su estómago, su rostro perdió el color y sus palmas sudaron.

Keira la observó intrigada. Su mejor amiga jamás reaccionaba así, al contrario, parecía que nada podría jamás espantarla, era de las que iba por la vida tomando de ella lo que le ofrecía, buscando más, luchando por más.

—¿Quién es? —quiso saber al notar su palidez. Últimamente la percibía extraña, pensativa, ensimismada y quizá agobiada.

—Camile, ahora vengo —mintió alejándose con rapidez. La realidad es que era Kylian y eso la alteró enseguida. Pensó por un segundo no responderle, pero lo desechó, ese maldito la tenía en sus manos y era bien consciente de eso.

—Vernos por la noche ya es más que suficiente para mí, ¿qué quieres? —respondió con tono contenido.

Kylian sonrió desde su oficina, estaba en medio de mucho trabajo, construir hoteles en cualquier lugar del mundo era algo que lo apasionaba, pero tenía un alto nivel de imponderables que había que atender y aunque la compañía tenía departamentos para cada cosa, era imposible alejarse de las decisiones, accidentes, variaciones, estudios de suelo, permisos, etc.

El convenio con Streoss Service era ideal para que, diseñar y construir esos hoteles, se entregaran con todo andando, incluyendo el personal capacitado para manejarlo. Él mismo había adquirido dos hoteles gran turismo que deseaba remodelar, pero no era su rama la parte de servicio hotelero, así que invertir con ellos le había parecido una buena manera de asegurar lo que buscaba: excelente calidad, excelente servicio en un excelente lugar.

Streoss Service era una empresa respetada, que se había adaptado a los cambios tanto tecnológicos como de estilo de servicio que los clientes exigentes buscaban, así que aliarse era una buena jugada.

Kylian los construiría o compraría y remodelaba, ellos los echarían a andar, entregarían un producto listo para abrir sus puertas casi de manera inmediata. Eso inflaba aún más la ganancia y, además, no dejaba de ganar puesto que dicha alianza le daba un porcentaje igualitario con la compañía de Londo.

Lo cierto es que para probar aquello, había invertido una fuerte suma en esa empresa, pues necesitaban fluidez para llevar a cabo una prueba piloto de un hotel que reconstruyó en Dubái, uno que pretendía ser muy exclusivo.

Al inicio todo funcionó de maravilla, pero desde hacía unos meses detectaron una fuga de dinero que no tenía ni pies ni cabeza y que, además, comprometía su propio capital, el mismo que dio al firmar aquel contrato millonario que los aliaba.

Londo ganaría. Él ganaría.

Sin embargo, ninguna de las dos cosas estaba ocurriendo y él no sabía perder.

Solo para mí.  Serie Streoss I •BOSTON•Where stories live. Discover now