Un cabellero sin la brillante armadura

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Por: EmmaMontgomery07

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Por: EmmaMontgomery07


"Érase una vez un Caballero sin la brillante armadura que estaba enamorado de la Cenicienta sin corona, pero nunca tuvo el valor, ni la oportunidad de confesarle su amor".

El cambio entre los dos sucede en silencio, deslizándose entre nosotros y atacando todas nuestras defensas, y tal vez ella aún no se da cuenta, pero yo ya lo hice. ¿Cómo no podría notarlo? Podría decirse que el cambio empezó con su zapato.

Pero no el zapato de la fiesta de compromiso de su hermana.

—Creo que esto te pertenece —le digo con el zapato en mi mano.

La mujer se gira y yo la reconozco, la he visto antes, ella da clases de ballet en un estudio cerca de mi clínica.

—Si esto fuera un cuento de hadas o una comedia romántica, este sería el inicio de nuestra historia de amor —comento y me inclino para ayudarla a ponerse su zapato—. ¿No fue de esta manera como empezó la historia de amor entre Cenicienta y su príncipe?

—No, su historia empezó con un baile, pero como esto no es un cuento de hadas y es la vida real, este es el momento exacto donde te doy las gracias y me voy a emborrachar a otro lugar —responde sin mirarme, concentrada en colocarse el otro zapato.

El cambio empezó con el zapato de cristal que utilizó en la fiesta de Halloween que organizó mi hermana, Isabella.

El dichoso zapato que brillaba por las luces que adornaban la sala, se balanceaba de su pie y casi se cae, lo cual no me hubiera sorprendido, pero antes que eso suceda, Jeremy lo nota y baja su mano hacia su zapato a tiempo para evitar que caiga, colocándolo con una sonrisa en el pie de Mina, a lo que ella lo mira y comparte la sonrisa con él. Es ahí cuando lo noté, cuando me di cuenta la forma en que ella se deslizaba lejos de mí: suave y en silencio. A pesar de queque yo no quería quedarme y presenciarlo, tampoco tengo la fuerza para alejarme y, además, yo le prometí quedarme y a mí me gusta cumplir mis promesas.

Ahora ella está con Jeremy —me recuerdo—. Y el recuerdo de cuando los vi por primera vez, bailando en su oficina en la clínica, aún duele.

No me puedo mover, es como si mis pies han echado raíces en el suelo y mis ojos no pueden dejar de observar la escena frente a mí.

—Vladimir... —empieza a decir Jeremy, pero yo no lo puedo escuchar.

—Yo solo venía a ver cómo estabas —le digo a mi amigo, aunque al venir jamás pensé que lo encontraría con ella, la mujer de la que estoy enamorado—. Isa me contó lo de tu padre, pero veo que estás bien, yo... los dejo.

Intento alejarme lo más rápido posible de ellos, de ese momento. De Todo.

Pero no soy tan rápido como me gustaría, porque ella me logra alcanzar.

Antología: Érase una vez una estrellaWhere stories live. Discover now