Orgullo y prejuicio en el set

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Por GisyRipoll14

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Por GisyRipoll14


I

La noticia tenía emocionado al medio artístico en Londres: tras el estreno de la película Persuasión, Netflix había anunciado una nueva adaptación a la gran pantalla del clásico Orgullo y Prejuicio, la obra más célebre de Jane Austen. El elenco sería británico, y las grabaciones debían comenzar ese otoño con el objetivo de que la película se estrenara en 2024. Tras una Persuasión polémica y transgresora, los productores buscaban brindarle al exigente público una versión más apegada a la novela y a la estética de Austen.

El entusiasmo general se había elevado cada vez más, luego de conocer que el conocido actor, Brandon Keats, era el seleccionado para darle vida a Fitzwilliam Darcy. Un gran peso caía sobre sus hombros, ya que probablemente Darcy fuese uno de los personajes más queridos de la literatura. Si bien Keats era un hombre atractivo y seductor, su experiencia se hallaba en las películas de acción y de suspenso, no en la ficción histórica. Su elección había sido un tanto sorpresiva, pero el público lo apoyaba. Por otra parte, su contraparte femenina no había sido elegida aún, así que con el objetivo de hallar a una encantadora señorita Bennet, se estaba realizando un riguroso casting que aún no terminaba.

Wendy Porter se enorgullecía de ser una actriz de teatro y de pertenecer a una compañía dirigida por su padre. Wallace Porter era un hombre de setenta años quien, tras dedicarle toda su vida a las tablas, estaba atravesando por una crisis económica que ensombrecía el futuro de su compañía. Sin embargo, por su experiencia en los grandes clásicos, resultó convocado como asesor del casting para Elizabeth Bennet.

—Aún no hemos hallado a la indicada —comentó el hombre aquella noche frente a su familia durante la cena—. Y el tiempo se agota. Ninguna ha logrado convencernos, y las que han estado más próximas a ello, tienen pésima química con Keats.

—¿No será Keats el del problema? —preguntó su esposa.

—Es un buen tipo, algo egocéntrico, pero es buen actor.

—Jamás lo hubiese pensado como un Darcy —comentó Wendy, quien no se dejaba seducir por su encanto, a pesar de no haberlo conocido nunca—. He visto algunas de sus películas y son más de lo mismo. La tendrá difícil. Intentar igualar a Colin Firth o Matthew Macfadyen es todo un reto.

Sus padres concordaron, pero Wallace era más optimista. Acto seguido le comentó a su hija que al día siguiente su amiga Caroline tendría una prueba con Keats. Tras haber pasado las primeras rondas, querían ver qué tal funcionaba con él.

—¿Sabes quién hubiese sido una excelente Elizabeth? —le preguntó de pronto—. ¡Tú!

—Estás delirando, papá. —Rio la aludida, ignorando a su mamá, quien también había apoyado la idea—. Déjame donde estoy, así soy feliz.

Antología: Érase una vez una estrellaWhere stories live. Discover now