El nacer de un Adán

96 10 2
                                    

Por: mhazunaca

Ups! Ten obraz nie jest zgodny z naszymi wytycznymi. Aby kontynuować, spróbuj go usunąć lub użyć innego.

Por: mhazunaca

Nota de autora: Si gustas saber qué pasa con Christopher, estás invitado a leer "Eva: el proyecto".  

*

"Lo primero que verás del mundo exterior, será tu Eva... Y será hermoso".

—¿Quiénes son esas personas? —preguntaba un niño a la mujer que cuidaba de él, de ropas blancas y holgadas, igual que las otras.

Jugaban en un extenso jardín bajo techo, pero que simulaba muy bien el día.

Unas personas observaban desde los ventanales altos a otros niños.

—Solo visitan —le respondió ella—. Es que todos ustedes son muy especiales.

Sí, solían visitar, pero no a él.

En su mente, lo que más permanecía grabado era un alto monumento, dos personas agarradas de la mano mirando a la distancia. Era una imagen hermosa y le daba cierto sentimiento de seguridad.

Los conocía, pero, al mismo tiempo, no recordaba haberlos visto. Solo recordaba estar ahí en el Edén, su hogar, desde siempre.

El ver a una muy pequeña criatura surcar el cielo, detrás de las nubes holográficas en el techo, le sorprendió.

—¿Qué es eso?

La mentora negó manteniendo su sonrisa.

—Yo no vi nada. Ahora ve a jugar.

Así obedeció.

El Edén era perfecto. Tenía juegos, amigos, comida que podía catalogar como deliciosa, aunque no conociera nada más fuera de aquellos muros que parecían tocar a las nubes, que, hasta entonces, no sabía que eran falsas.

Soñaba algunas noches. Él de pequeño corriendo hacia una mujer de cabellera negra.

Era fácil seguir la rutina... Despertar, comer, jugar, aprender algunas cosas con ayuda de actividades divertidas e interactivas, y seguir jugando con sus dos amigos.

Tomas, un niño de cabello castaño con ojos entre verde y caramelo oscuro, y Mauro, un niño rizado, de piel morena y ojos celestes, inseparables. Había más niños, pero no interactuaban mucho.

—Cuando sean mayores, ustedes lograrán lo que nosotras no podremos —les decían sus mentoras—, cuidar a una chica. Una Eva.

—¿Y por qué queremos cuidar a una chica? —preguntó su amigo Tomas.

Ella sonrió amablemente y se inclinó para responder.

—Ahí afuera no existen chicos. Es algo hermoso que ustedes hayan nacido, son para ellas. Una chica te va a dar felicidad plena.

Antología: Érase una vez una estrellaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz