-Por favor no me lastimes- rogué como último recurso Él y su maldito ejército pozaron sus ojos en los míos, haciendo que Freyja pudiera escapar de sus sucias garras, aunque solo duró segundos su libertad -Ahora me perteneces- susurró cerca de mí -Y no sabes cuanto me gusta tener presas...Sobrenaturales- De un segundo a otro mi puño se estampó en su cara