"Cheney", es lo único que le viene a la mente. Y no es porque no pueda pensar en nada más que en sus ojos, ni nada de esas mariconadas. —... Hoy no follas, Geer. Por ser incapaz de convertirte en basura. El nombrado lo miró como si fuera un insecto que no sabe nada. —¿Y tú crees que eso me detiene, Cheney?